Facilitar el cambio (y II)

Ciertamente, en los últimos años, se han hecho grandes avances en la tecnología de inteligencia artificial, que han de utilizarse para ayudarnos a llevar un proceder mejor, más allá de una simple sucesión de hechos y experiencias. De ahí, lo importante que es compartir avances, generando vínculos, sustentados en la verdad y en la comunión respetuosa. Indudablemente, el corazón humano siempre anhela espacios en los que reine el amor, la confianza y la quietud en nuestro interior, así como la benevolencia con los demás.

Una entereza que a veces nos falla y nos hace temer los cambios, que son ley de vida. Olvidamos que la existencia, por si misma, es un proceso de vueltas y revueltas, de revoluciones y evoluciones, de mudas y modos, de transiciones y rupturas. Lo que hoy es, mañana dejará de ser.

Al fin y al cabo, somos agentes de revuelta. No hay que tener miedo. Renovarse o morir, lo dice el refranero. Lo sustancial es activar la comprensión, crecer en humanidad, custodiar los espacios libres, sentirnos parte de esa red que nos escucha y que entiende nuestra identidad propia.

Sin duda, el tiempo venidero es nuestro, pero requiere de la transformación permanente; puesto que todo existe de otra manera. Hay que adaptarse a los períodos.

Es una necesidad, por consiguiente, aprender a reprendernos. Hemos de sanar almas dañadas por nuestro ego; lo que nos demanda a promover con mayor ahínco los estados de derecho, tanto a nivel nacional como internacional, y a garantizar la igualdad de acceso a la justicia para todos. Por eso, es bueno interrogarse, encontrar siempre una razón para enmendarse. Quizás la muerte, también, no sea nada más que una escapada de esta tormenta (de tormentos y dichas) para retomar otro espacio en la misión.


Facilitar el cambio (y II)

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