Costa-Sánchez, políticos distintos

Un periodista amigo de Oporto me dio varias claves que explican la victoria de Antonio Costa en las elecciones del 30 de enero y las diferencias que percibe entre España y Portugal que transcribo con la fidelidad que merece su objetividad e independencia.


En Portugal, decía mi colega, el Bloco y el PC jugaron un pulso a Costa que no aceptó su chantaje y los portugueses votaron la estabilidad que encarna un político sólido y creíble que defiende la unidad de Portugal, respeta la Constitución y tiene como objetivo la gobernanza.


Sostiene que Antonio Costa es un gestor ortodoxo que sabe conciliar el equilibrio presupuestario con las políticas sociales y las urnas valoraron las medidas tomadas contra la pandemia, con los más desfavorecidos, los incentivos a las empresas, el crecimiento de la economía –el paro está en el 6,1%–, la estabilidad jurídica que atrae inversores, el tirón del turismo internacional... Esto explica su mayoría.


Buen conocedor de España, mi colega encuentra diferencias entre la situación política portuguesa y española. “Portugal, dice, es un país centralizado, aunque algunos líderes regionales no comparten tanto centralismo, pero la unidad nacional no se discute. No hay nacionalismos excluyentes y centrífugos y todos los partidos respetan la Constitución, al Jefe del Estado, la bandera, el himno… A estas elecciones concurrieron 20 partidos y ninguno cuestionó la soberanía nacional”.


Como seguidor de la política española le pregunté si percibe también diferencias entre Costa y Sánchez, socialdemócratas los dos. Hace la salvedad de no tener toda la información para trazar un perfil del presidente español, pero señala que la imagen que se percibe en Portugal es la de un político poco sólido cuyo objetivo es la permanencia en el poder.


“Es muy grave que se deje chantajear por nacionalistas e independentistas y que haga concesiones y pactos extraños con estos partidos que “repudian” vuestra Constitución y la unidad de España. Eso nunca lo haría Antonio Costa, ni se lo permitiría el pueblo portugués que quiere políticos solventes que defiendan a la nación”, apostilló.


Este es un resumen de la larga conversación sobre los resultados electorales en Portugal, las diferencias con la situación política de España y entre el “modelo Costa y modelo Sánchez”.


Cuando Montesinos comparó a la bella Belarmina con la sin par Dulcinea le replicó Don Quijote: “Cuente vuesa merced su historia como debe, que ya sabe que toda comparación es odiosa y así, no hay que comparar a nadie con nadie”. Pero en el caso de Portugal y España, de Costa y Sánchez, la comparación es necesaria, oportuna y puede resultar ilustrativa. Comparen ustedes.

Costa-Sánchez, políticos distintos

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