En 1947, nacía en varias ciudades costeras la Empresa Nacional Bazán. Había detrás una herencia del Consejo Regulador de Construcciones Navales, como paso intermedio desde que el golpe de estado del 36, pusiera fin al macroproyecto empresarial de la S.E. Construcción Naval, la “constructora” para los ferrolanos, con fondos de varios potentes bancos españoles y la dirección técnica de Ingleses engarzados con la muy poderosa Vickers.
A día de hoy llegamos con una Navantia multinacional y diversificada, después de un breve paso por una Izar, que ya nadie recuerda. Pero en Ferrolterra aún son/somos muchos (miles) los que hemos trabajado en la Bazán.
Son generaciones enteras (en mi caso la tercera), las que han pasado por talleres u oficinas, sagas enteras, que se quiera o no trasmiten ese know-how que dicen los modernos.
Los años de vida de Bazan han dado lugar desde luchadores y muertos por la llegada de la democracia, hasta la dinamización de asociaciones, tanto vecinales, como culturales, deportivas, o dirigentes de todo tipo, desde políticos locales hasta diputados y senadores, o dirigentes sindicales del más alto nivel.
Los medios de comunicación cubristeis páginas y páginas, metros de cinta tanto de audio como de imagen, de los altibajos de esta empresa, desde su política social, deportiva, económica y de los logros, como los grandes buques que salieron por más de 200 de estas gradas.
Casi todo lo que se mueve en la comarca, va a tener un cachito de cultura de Bazán, de una filosofía al fin y al cabo. En el 50 aniversario, hace ya 25 años, se hizo un despliegue total de todo tipo de eventos: desde la inauguración de una exposición permanente, charlas, publicaciones, hasta campeonatos deportivos interfactorias.
A día de hoy, acabando este año 2022, que cualquier empresa sería lo primero que expondría como imagen, su durabilidad en el tiempo, se ha corrido una especie de velo, como si no se quisiera recordar todo este aval histórico, ni empresa, ni concello, ni entidades civiles, han hecho el más mínimo esfuerzo de recuerdo de esta fecha. “Dentro” una fiebre modernizadora de eso que se ha venido en llamar vocablos eufemísticos como “cuatropuntocero” o “gemelodigital”, van a toda velocidad como si se quisiera pasar página, pero arrancando las de atrás.
Lo increíble es que en otras factorías del grupo sí que se han hecho actos. El propio presidente Ricardo Domínguez, presentaba una publicación y mencionaba no solo estos 75 si los 400 años, de los astilleros. Desde hace dos años una Cátedra a medias con la UDC, la Cosme Álvarez de los Ríos, con el apoyo de personal técnico externo, incorpora una beca para recuperación de la parte histórica de la empresa, pero el ingente trabajo realizado parece que va más lento que la evolución hacia el futuro, por lo que día a día este va borrando a aquel.
En las otras factorías incluso hay espacios musealizados y tienen archivos históricos disponibles, aquí si bien es cierto, que parte está en esa excelente iniciativa que se llama Exponav, para mucho material interno no hay un criterio claro de conservación, pese a que muchos trabajadores a nivel individual están volcados en la conservación de nuestra historia.
Cantidad de documentación tanto técnica como administrativa, incluso documentos como justificación de horas del último alcalde de Serantes, “paseado” por los fascistas en la Frouxeira, se amontonan en unos cuantos locales, no muy decentes para esta función y sin visos de futuro a corto plazo.
Hay quien dijo que el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla, el problema es que las empresas con el tiempo se olvidan aunque hayan sido parte de nuestras vidas, de ahí que Bazán cumpla 75 años, pero ya sin Bazán, por mi que no sea.