El SOS de la calle Carlos III de Ferrol, la vía principal del Esteiro Viejo que bate el récord de puntales y ruinas

En menos de 500 metros se registra una veintena de casas vacías y son pocos los negocios que resisten
El SOS de la calle Carlos III de Ferrol, la vía principal del Esteiro Viejo que bate el récord de puntales y ruinas
El espacio que un día ocuparon los números 33, 35 y 37 de la calle Carlos III parece ahora un decorado apocalíptico | Jorge Meis

El pobre legado de Esteiro Viejo que llegó hasta nuestros días y no sucumbió a la piqueta para albergar a los grandes edificios que se asoman a ambos lados de la avenida pide auxilio. Solares vacíos, casas ruinosas y ratas “empadronadas” marcan la rutina de los habitantes de unas calles que guardan la memoria de un Ferrol que ya no existe.


Considerada la población más moderna de la villa al ser el primer barrio planificado, se levantó con rapidez a mediados del siglo XVIII a la par que los astilleros para que pudieran vivir allí los obreros, como recuerda Montero Aróstegui en su “Historia de Ferrol” (1859). En sus páginas, queda claro que la calle San Carlos —Carlos III en la actualidad— era la vía principal, construyéndose allí una calzada de adoquín en 1847 y dotándola del primer alcantarillado tres años después.


Tenía 66 casas a mediados del XIX, un récord para una barriada de 620 inmuebles donde vivían gran parte de los casi 17.000 vecinos censados. En la actualidad, son 504 viviendas y 5,35 hectáreas las que conforman el Área de Rehabilitación Integral (ARI), una catalogación que llegó en julio de 2015

 

 

No obstante, si se pone el foco en esta arteria principal que tomó su nombre del monarca ilustrado, su numeración llega hasta el 101, habiendo pasado muchos de ellos a mejor vida, empezando por la “manzana fantasma” del 31 al 39, con tres inmuebles derrumbados y dos deshabitados a la fuerza.

 

La resistencia


Un paseo por sus 467 metros basta para cerciorarse del evidente deterioro. Dejando atrás el santuario de las Angustias y yendo a la Casa do Patín, entre los negocios que resisten está la armería Miragaya, el Mesón Loly, una nueva pastelería llamada KeriKO, la ‘growshop’ Ganya, unas máquinas de ‘vending’, el gimnasio Confort y pocos bares: el Agustín y El Choyo, con su pensión.


Con el adoquinado casi intacto —llamando la atención si lo comparamos con el de A Magdalena, que no deja de dar ‘disgustos’—, caminar por la acera se convierte en una suerte de yincana al tener que esquivarse medio centenar de puntales y algún tramo de andamio. Los visillos, que todavía están puestos incluso en casas donde ya no hay paredes, se mueven con el viento.

 

 

Son muchos los inmuebles imponentes, con fachadas de cantería, galerías de madera y balcones forjados. Otros, ya posteriores, enmarcados en el racionalismo, e incluso una huella de Rodolfo Ucha que se oculta aquí de las miradas de los turistas. La arquitectura más tradicional, con casas que parecen más de una aldea que de una urbe, salpica también su trazado, alguna de ellas felizmente rehabilitada.


Flanqueada por Navantia, el cuartel de Dolores y el Campus Industrial, con todo tipo de servicios a un paso, extraña mucho que esta zona no haya corrido la misma suerte que otros barrios históricos que se están recuperando. De hecho, según los datos del Concello correspondientes a 2024, Esteiro ocupa el sexto lugar en rehabilitaciones después de A Graña, A Magdalena, Ferrol Vello, Canido y Doniños.

 

Optimismo


La concejala de Urbanismo, Blanca García Olivares, precisa que el gran escollo para su rehabilitación está ahora en los juzgados, puesto que el futuro de los edificios derrumbados con “efecto dominó” y otros tan característicos como el del antiguo horno Bellón, que hace la esquina con la Adán y Eva, dependen ahora de lo que dirima un juez o una jueza.

 

 

Recuerda la edila que eran varios los proyectos que ya estaban sobre la mesa para ejecutarse en la zona, entre ellos la rehabilitación de los edificios que se vinieron abajo, valorando que “esto es como todo, si empezase una obra, el resto irían detrás; pero pasó lo que pasó”.


En este contexto, García prefiere ser optimista y enumerar las bondades de un barrio en el que avanza una iniciativa pionera de “cohousing” y que también verá reforzado su atractivo cuando sea realidad el macro proyecto de “Abrir Ferrol al mar”, puesto que se contempla un gran aparcamiento, una de las actuales demandas vecinales.


“Hemos detectado que empieza a haber inversión para arreglar vivienda y ponerla en alquiler”, sostiene, defendiendo la protección del ARI que vela por la conservación de los elementos históricos y recordando que existen ayudas y subvenciones específicas, tanto municipales como autonómicas, para la zona. 

 

Un barrio “de cuarta” y “olvidado” por el Concello

 

El presidente de la AVV de Esteiro, Manuel Ángel García Varela, lamenta que el suyo “non é un barrio de segunda, senón de cuarta, o máis olvidado”. El representante vecinal destaca, además de las ruinas, las “ratas” que campan a sus anchas tanto en la Carlos III como en la Fernando VI, que sufre también las consecuencias de los edificios que se “volatilizan”. 

 

 

“Estamos cansos de ir ao concello a pedir desratización e poda, tamén que actúen nas vivendas”, afirma, valorando que sí que se ha registrado alguna sanción a propietarios que no cumplían con sus obligaciones. En su opinión, la protección de la zona perjudica a la iniciativa privada porque “hai xente que quere amañar as casas e lles poñen moitas condicións”.

 

Casi una manzana entera sin vecinos por el “efecto dominó” de los derrumbes impares

 

La segunda manzana impar de la Carlos III ya no parece la misma por la que se puede pasear en el “Street View” de Google Maps. En las imágenes, fechadas en agosto de 2022, todavía estaban en pie los números 33, 35 y 37 de los que ahora únicamente queda el recuerdo, un puñado de piedras y un portal de aluminio y cristal. Fue en enero de 2023 cuando la borrasca Gérard se llevó por delante la fachada del inmueble del medio, arrastrando también al de su derecha y provocando la clausura del 31, que había albergado el Nicco’s Pizza. 

 

Un año después, en febrero de 2024, sucumbió el tercero de ellos, obligando a desalojar a los vecinos del portal 39, que continúa con el precinto policial. Los inquilinos no han podido volver desde entonces a sus casas y están inmersos en un complejo entramado judicial cuyo desenlace no ven cercano. Aunque han rehusado hacer declaraciones por temor a que sus circunstancias se vuelvan todavía más complicadas, trasladan que se sienten abandonados por las administraciones y las compañías de seguros, recordando que lo único que hasta el momento les ofreció el Concello es una noche de hotel. 

El SOS de la calle Carlos III de Ferrol, la vía principal del Esteiro Viejo que bate el récord de puntales y ruinas

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