Reportaje | Los músicos hacen su particular agosto tras dos años horribles

Reportaje | Los  músicos hacen su  particular agosto tras  dos años horribles
El artista ferrolano Roger de Flor con el violinista Pedro Montilla, con quien ha realizado numerosos bolos este verano | cedida

No han sido buenos tiempos para la música, ni para quienes la hacen y nos la ofrecen. La pandemia ha hecho mucho daño, pero especialmente al sector de la música y de los espectáculos, que este verano han recuperado parte de la actividad previa a la pandemia y en algún caso los contratos han sido incluso mayores que antes; las condiciones ya son harina de otro costal.
 
Artistas de la zona como Lidia India explican que la campaña de verano, que todavía no ha acabado, sí que ha resultado algo más movida que otras, sobre todo el del año pasado, muy condicionada todavía por la pandemia. “Este verano sí que ha habido mucho ambiente, muchas ganas de fiesta, pero vivir de la música sigue siendo una odisea, salvo que tengas detrás a alguien que te promocione y te busque bolos, es complicado y lo que te pagan
sigue siendo de risa”, sostiene esta cantante y compositora. Lidia India también lamenta que
los concellos no apoyen más a los grupos, bandas y artistas locales, con la celebración de eventos específicos y ayudando a las salas que apuestan por la música en directo para que los puedan contratar y también pagar por sus servicios.
 
El polifacético artista ferrolano Roger de Flor también vive un verano de intensa actividad, llegando a hacer triplete en alguna jornada. Asegura que en su caso personal este período está siendo incluso mejor que antes de la pandemia. “Nótase moito que hai ganas de festa, de compartir con amigos e familiares”. Considera que los músicos y sus diferentes propuestas también están realizando una labor de sanación desde un punto de vista espiritual tras años muy complicados.
 
Sigue Roger apostando por su habitual puesta en escena en solitario, aunque esta campaña está teniendo muy buena acogida una nueva propuesta desenfadada y un tanto ecléctica, como él mismo indica, tras unir talentos con el músico y violinista Pedro Montilla, que llegó a la ciudad procedente de Caracas en busca de una oportunidad. “Aínda que somos de mundos moi diversos logramos encaixar moi ben”, explica Roger de Flor, quien subraya que que tras pasar unos días en su casa, “eu coa guitarra e Montilla co violín”, constataron que de la unión podía salir algo muy potente.
 
Bien ellos solos o acompañados de la percusión de Serxio Galego y la voz de la intérprete italaina Silvia Fralleoni, ofrecen una puesta en escena diferente que se mueve entre el swing, el pop, la bossa nova y ritmos más latinos como boleros y tangos. Considera Roger que la unión con el venezolano le ha permitido ampliar la paleta sonora. Salas, algún
festival y escenarios de lo más variados han disfrutado ya de su particular puesta en escena. Aunque asegura que se tomará unos días de descanso en septiembre, el artista local confía en que el otoño también venga cargado de oportunidades y que la gente y los promotores sigan con ganas de fiesta como este verano.
 
Otra banda que no ha dejado de actuar en todo el verano ha sido,“Malditos Pendejos”. Tony Torres,(Ferrol, 1969), mítico artista de la ciudad, sostiene que lo que ha pasado en los últimos meses ha sido “una auténtica locura”. Asegura que han llegado a ofrecer tres actuaciones a la semana y que en muchos casos se les llamaba de tres o cuatro sitios para
una misma fecha. Sostiene que incluso ha llegado a haber “cierto descontrol”, ya que no era raro ver que dos o tres salas o locales programaran actuaciones de corte muy similar al mismo tiempo. Asimismo, cree que es una pena que todo se intente programar entre viernes y domingo y no se piense en alargar más las actuaciones, con propuestas musicales
también entre semana.
 
Otra de las particularidades de este verano es que la gente ha salido a la calle a disfrutar de las propuestas de ocio que se sucedían. “Creo que nunca actuamos ante tanta gente, lo que ha caracterizado a esta temporada con respecto a otras ha sido eso, la gran cantidad de gente que participaba de cada una de las actuaciones”, explica Tony Torres.
 
El integrante de “Malditos pendejos” lamenta, no obstante, que en las fiestas de la ciudad no se haya contado con bandas y grupos locales. “Es una pena que no se apueste por lo que tenemos aquí, que es mucho y muy bueno”, explica. Considera el músico local que tras caerse del programa Heredeiros da Crus el Concello hubiera podido solucionar el problema llamando a alguno de los grupos de la ciudad, pese a que no critica el buen hacer de Milladoiro. Por todo ello, cree que la etiqueta de “local” hace mucho daño a la profesión, ya que se relaciona con menor calidad. “La de Bruce Springsteen también es una banda local, todas lo son pues pertenecen a algún sitio”, lamenta.
 
Sostiene Torres que lo positivo que ha dejado la pandemia es que “todo el mundo te hace factura, algo que agradecemos enormemente ya que es algo que dignifica nuestra profesión”. Las fiestas privadas también han crecido como la espuma, como explica el integrante de Malditos Pendejos. “Nosotros pasamos de actuar en unas tres privadas al año a hacer18 en estos últimos meses”.
 
Mucho tiene que mejorar aún en el sector para que los músicos puedan vivir de su música sin tantas penurias, pero, al menos, lo que no faltan son esas ganas enormes de disfrutar de ella. 

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