Los furtivos no dan tregua, tampoco en pleno paro biológico, que, según los patrones mayores de las cofradías de Ferrol y Barallobre, incluso los habría animado a falta de una vigilancia más intensiva y con la “desaparición” de muchos mariscadores de los bancos. “Son menos ojos a vigilar y, por lo tanto, más facilidades para ellos”, apunta Gustavo Chacartegui, portavoz de la agrupación de Curuxeiras.
Los datos de los que dispone la Consellería do Mar indican que el número de inspecciones en la ría de Ferrol ha descendido en abril y mayo. Fue a mediados del primero de estos meses cuando se hizo efectivo el parón en el sector marisquero –se extenderá hasta mediados de julio–: si en enero se realizaron 61; en febrero, 103; y en marzo, 73, las dos últimas treintenas completas han acabado con 26 y 36, respectivamente.
Además, el número de controles realizados en el mar pasó de 58 y 26 en febrero y marzo a ocho en abril y otros tantos en mayo. El resultado de ese trabajo ha estado acorde con la intensidad de los operativos: en los dos meses pasados hubo 59 incautaciones de útiles de pesca, menos que en marzo (70) y que en febrero (137).
Con respecto al mismo periodo de 2024, el presente año también sale perdiendo. En abril y mayo del pasado ejercicio se realizaron 58 y 51 inspecciones, respectivamente –este, 26 y 36– y los útiles interceptados casi quintuplicaron (255 por 59) los del año actual.
El lado positivo de la balanza es el volumen de marisco decomisado: en los meses de abril y mayo del año pasado se retiraron de los cauces ilegales de comercialización 447 kilos –choco y centolla representaron la mitad de las capturas–, mientras que en 2024 la eficacia de los operativos fue menor, con 413 kilos, y de diferentes especies: la ostra aportó casi todo el recurso decomisado (350 kilos).
En un contexto de caída de la producción marisquera en la ría, el furtivismo no hace sino agravar las consecuencias. Eso es lo que llevan denunciando desde hace tiempo los pósitos, que ahora, con esta paralización de la actividad para prácticamente la totalidad de los socios que se dedican al marisqueo, ven como ese “descanso” no aplica al furtivo.
“Segue igual agora que antes do paro”, apunta Jorge López, patrón de Barallobre. “Vou poñer un exemplo: as mulleres de a pé fixeron reparqueos de Neda ás praias de Maniños e Barallobre, e dáballes igual, de noite e tamén de día víñano buscar. Válelles marisco de 12 ou 15 milímetros –hay que recordar que la talla mínima está, en el caso de la almeja babosa, en 38 milímetros–; lévano igual. E cando fixemos a sementeira de case un millón de unidades recentemente tamén viñeron dar a lata”.
“El paro afecta, pero para peor”, asegura Chacartegui antes de explicarse: “No tenemos tanta gente en el mar trabajando, con lo cual en las bajamares no tenemos tanta gente controlando. Esa información que antes aportaban los socios ahora no la hay. Sigue habiendo furtivismo y no se ha aplicado mayor presión sobre ellos. Por no hablar del percebe. En definitiva, estos meses les hemos dejado más para que hagan lo que ellos quieran”, añade.
Ahora quedan poco más de tres semanas para que los mariscadores vuelvan a faenar en los bancos de almeja, aunque el sector cree que tres meses no es tiempo suficiente para que se puedan notar los efectos del paro biológico. “Lo ideal serían nueve meses; con tres lo máximo que podemos esperar es que hubiera un buen desove y que el poco que aún le faltaba un mm o dos creciera, pero poco más”, concluye Jorge López.
El Código Penal establece que la actividad furtiva puede ser un delito contra la salud pública si el producto está contaminado con toxina o con E.coli. Pero, a pesar de que en su momento –a comienzos de la década pasada– se endurecieron las penas sobre esta práctica irregular, las consecuencias apenas se han notado, destacan los patrones mayores.
Para Gustavo Chacartegui, del pósito ferrolano, “hasta que no se apliquen las leyes para que estas personas no reincidan, no conseguiremos nada. La salud pública solo se aplicó a la vieira, pero de O Couto se está sacando almeja contaminada –es zona C– y no pasa nada”.
Jorge López, por su parte, insiste en la idea de que “mientras no cambien la legislación sobre el furtivismo, seguiremos trabajando para ellos. Hay que hacer una reforma para que la sanción no quede en nada porque lo que no puede ser es que las mariscadoras a pie vayan a reparquear y al día siguiente, cuando vuelven, les hayan robado todo. Si eso lo haces en un almacén, ya sales detenido. En el mar, no”, denuncia el patrón mayor de la cofradía de Barallobre.