La sala Ruido resucita como Urania: un nuevo espacio para la música y mucha más cultura en Ferrol

Con el inicio de las fiestas reabrirá este local totalmente renovado, con cambios en la estética y concepto
La sala Ruido resucita como Urania: un nuevo espacio para la música y mucha más cultura en Ferrol
Urania sale a escena con la intención de separarse del concepto “after” y acercarse más a todos los públicos | EMILIO CORTIZAS

A siete meses de haber cerrado la Ruido, la ciudad de Ferrol volverá a contar con dos salas de conciertos gracias a la iniciativa de dos guitarristas y técnicos de sonido de la comarca, con décadas de experiencia en el “mundillo”. Esta nueva etapa del local situado en el 223 de la calle Real, que echará a andar inminentemente, cambiará por completo el concepto: más luz y mayor variedad cultural son dos de los trazos distintivos de Urania.

 

 

Este es el nombre de una de las nueve musas de la mitología griega, asociada a la astronomía, y del proyecto en ciernes que, por encima de todo, tratará de programar conciertos en su sentido más amplio, sin limitarse a ningún género o tipo de proyecto. “Nuestra intención es ofertar buena música y a los músicos tratarlos bien”, aclara Abel, uno de los dos pilares de esta idea en reconstrucción, que pretende abrir sus puertas en los primeros días de las fiestas.


Su socio es Manu, quien apunta una de las claves que distinguirán a Urania de los proyectos que albergaba anteriormente el local: la programación incluirá “no solo música, también queremos abarcar más cultura general, desde monólogos, actuaciones, hasta exposiciones...”. Para llevar a cabo este propósito, la idea “es abrir más días a la semana y un poquito antes, no solo limitarnos a jueves, viernes y sábado”, como estaba acostumbrado el público en las anteriores etapas como sala Ruido o Super 8. “Va a haber un cambio de luz y renovación del interior”, continúa este responsable, destacando otros puntos que llamarán la atención de los nuevos visitantes.

 

Enfoque

“Los dos somos técnicos, músicos y llevamos toda la vida batallando en festis, en conciertos podres, en otros que no lo son...”, indica Abel para introducir algunos de los motivos que llevaron a este dúo a encabezar su primer proyecto en común. Este responsable trata de hacer referencia a su experiencia, de la que concluye que en su sector “hay mucha admiración pero poco respeto”. Según expresó el mismo, “la música es el termómetro de la humanidad” y, las personas que se dedican profesionalmente a este campo carecen en la mayoría de los casos de derechos laborales, aun habiendo invertido en su formación de la misma manera que realizan en otros oficios.


“La música se convirtió en un objeto de cambio gratis en el que el músico siempre pierde”, señala, poniendo el foco en que es imprescindible que el público comprenda que, igual que se suele entender en otras propuestas de mayor formato, si se cobra entrada por un espectáculo es porque “de algún sitio tiene que salir el sueldo del artista y el de la sala”, consciente de que en muchos casos esta medida es aprovechada para obtener el máximo lucro por parte del empresario.


“En parte, también nos metemos en esto para hacer las cosas de otra manera, de la forma que creemos que tienen que ser”, añade su compañero Manu. Así, ambos socios entienden el proyecto como “un juego de tres”, en el que los participantes son la sala, los músicos y la audiencia. Si falla uno, “se cae todo”, y por este motivo su objetivo es apostar por lo que está en su mano: por la música y por los artistas.


“Creo que ese es nuestro mínimo, el respeto: por el oficio, por la audiencia y por la sala, por eso nos vamos a dejar una pasta en adecuarla para que suene mejor”, comenta Abel, a pesar de que en la práctica podrían pasar por alto este aspecto, con la esperanza de que todo este compromiso repercuta en el público, que es imprescindible para que funcione.


Por este mismo motivo, la variedad en la oferta musical solo se verá limitada en este sentido, solo rechazando aquellos proyectos que sean irrespetuosos, ya sea por el contenido de las letras de las canciones o también por propuestas que requieran un volumen que no puedan gestionar. “A ver si lo conseguimos, ganarnos a un público que le guste el rollo de la sala”, expresa, por medio de esa intención de ofrecer “una programación interesante, en la que se puede encontrar a artistas potentes, profesionales”, pero también a proyectos emergentes, de músicos que están empezando.


Por sus propias trayectorias, saben lo que es ser joven en el sector, por lo que el espacio tendrá cabida para estos, una labor que consideran muy necesaria para poder enmarcar a la Urania en el ámbito cultural, al mismo tiempo que se forjan vínculos especiales de cara al futuro. De la misma manera que empatizan con los principiantes en la música, los emprendedores se encuentran en un punto de sus vidas por el que también se ponen en la piel de otras generaciones anteriores.


A la hora de hablar con los vecinos cuando se pasan por la sala, todavía en obras, tratan de transmitirles también su respeto, en el sentido de que comprenden que se trata de personas que pueden estar permanentemente en su hogar y que son ellos los que se desplazan a trabajar. Por este motivo, la adecuación del sonido no solo se orientará a mejorar la calidad sino también a aislarlo del exterior. Asimismo, la nueva sala se distanciará del concepto “after”, que solía ser una de las funciones del local y que muchas veces podía sufrir la gente de la zona. 

La sala Ruido resucita como Urania: un nuevo espacio para la música y mucha más cultura en Ferrol

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