Un nuevo proyecto del Marcide ofrece ejercicio físico a los pacientes que acuden a hemodiálisis

Un nuevo proyecto del Marcide ofrece ejercicio físico a los pacientes que acuden a hemodiálisis
Primeiro andar do hospital Arquitecto Marcide. Unidade de Diálise. Mostra da iniciativa Exercicio físico adaptado en Hemodiálise

Las largas horas de hemodiálisis ya no son tan tediosas para los pacientes crónicos que acuden varias veces a la semana al servicio de nefrología. Ahora, al mismo tiempo que filtran la sangre en las máquinas que suplen las funciones del riñón, pueden mejorar su salud realizando ejercicio físico. La idea fue de las hermanas Ana y Cristina Meizoso. La primera es enfermera en el servicio de hemodiálisis, y la segunda, fisioterapeuta. Conocían experiencias similares que se realizaban en otros hospitales de España (aunque ninguna en Galicia) y también estudios que relacionan la actividad física con la mejoría de los pacientes que acuden a hemodiálisis. Así nació un proyecto que se propuso a 22 pacientes que non tenían contraindicaciones para realizar ejercicio. Finalmente se sumaron 19 de ellos. Comenzaron el 21 de octubre y se llevará a cabo durante doce semanas.

El “Programa de exercicio físico adaptado en hemodiálise: diminución da fraxilidade” propone itinerarios diferentes a cada persona. Después de la primera hora conectados a la máquina, los enfermos pueden empezar con sus rutinas. “Hacen un calentamiento, entrenamiento de resistencia que varía según van progresando y terminan con bicicleta”, explican. El objetivo general es el de “promover hábitos saludables y el ejercicio físico”. Es un aspecto que la mayor parte de los pacientes había aparcado, porque no se creían capaces, y que implica complicaciones para su salud propias del sedentarismo. Muchos de ellos tienen elevados niveles de colesterol y de triglicéridos y reflejan tensión alta. “Algunos nos comentan que hacía años que no cogían una bicicleta”, apuntan las hermanas Meizoso.

Con esta actividad se busca mejorar estos valores pero sobre todo disminuir el dolor y, por tanto, el uso de analgésicos, y también combatir la desnutrición y la pérdida de masa muscular, que tiene como consecuencia mayor riesgo de caídas.

Además de estos beneficios, que se comprobarán cuando finalice el programa y se mida la evolución de diferentes valores, el proyecto tiene ya una clara consecuencia anímica. Hay un alto grado de satisfacción. Ana y Cristina Meizoso transmiten que “la gente venía triste, decaída, estaban unas horas incluso durmiendo” y ahora el ejercicio es un incentivo que hace que afronten la hemodiálisis con otra actitud. “El ejercicio físico genera endorfinas y mejora la depresión. Es una manera de regular el dolor”, comentan las promotoras.

Respecto al material, “necesitamos cintas elásticas reguladas para cada paciente y poder obtener así el máximo beneficio para ellos”, explican. También se emplean pedales para que puedan hacer bicicleta los pacientes. Los horarios los adaptan a sus usuarios en la medida de lo posible, con sesiones dos o tres veces por semana, en función de las características de cada uno.

“Los pacientes responden con implicación y entusiasmo desde la primera semana”, añaden las hermanas Meizoso. Y esta emoción por el deporte tiene más consecuencias. “A experiencia é moi boa, non só pola implicación que amosaron, senón porque xa hai quen se apuntou a actividades deportivas tras isto”.

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