Nieves Espiñeira Medín es la delegada de la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol desde el año 2024, cargo que asumió tras formarse en diferentes áreas del voluntariado, que decidió realizar tras jubilarse y tener "tiempo para dedicar a los demás".  La suya no es una labor sencilla, “hay que valer para esto”, aseguraba días atrás en una visita al piso tutelado que Cáritas ofrece a presos en tercer grado en el barrio de Canido. Y no es fácil porque se trata de estar preparado para ayudar sin mirar a quién, sin importar pasado o presente, centrándose en la persona que precisa una mano a la que aferrarse en un momento de su vida muy duro, como lo es estar privado de libertad o durante los permisos penitenciarios. Es, precisamente en esta fase, cuando más necesitan de alguien que los guíe y los ampare, labor que desarrollan desde la Pastoral Penitenciaria, con Nieves Espiñeira a la cabeza. 

Este grupo está integrado por un número variable de personas, media docena, pero son necesarias muchas más, como explicaba esta voluntaria días atrás.

Nieves también considera que el único requisito para formar parte de esta agrupación de voluntarios es estar presto a atender. “Es muy importante ejercer una labor de escucha, es algo fundamental para ellos, saberse escuchado”. Asimismo, cuando llegan a los pisos tutelados, “se sienten todavía más presos que en los propios penales, han salido del lugar en el que llevan años y llegar a una ciudad implica que tengan miedo, temor a verse señalados por la gente... muchos se encierran y no se mueven de allí durante los días que dura el permiso”, asevera. Precisamente para evitar que esto ocurra trabajan desde la Pastoral Penitenciaria, en aras de acompañar a estas personas en su día a día en esa casa, “para que vuelvan a sentirse ciudadanos, porque la gran mayoría no lo hacen. Ellos son los primeros que creen que son el último escalafón de la sociedad, muchos ya no tienen a nadie fuera, no tienen expectativas y algunos tampoco esperanza”, añade Nieves Espiñeira.
 

Jornada de convivencia
 

Para hablar sobre su labor de voluntariado y otras cuestiones, los locales parroquiales de San Pablo de Catabois acogen mañana la II Convivencia Diocesana con voluntarios de toda Galicia, que este año se va a centrar en la enfermedad mental, ya que, como indican desde la organización, el 40% de los reclusos padecen de estas afecciones en distinto grado. Se asegura además que el número de problemáticas aumentó “con la llegada de la pandemia del Covid” afirma el sacerdote Xaquín Campo, consiliario de la Pastoral.  

El acto dará comienzo a las 15.30 horas de la tarde.