En la cabeza de Matías Ezequiel Lemos –38 años– y de su mujer rondaba desde hacía tiempo la idea de dejar Buenos Aires para construir una nueva vida en Galicia. Por eso, cuando la Xunta impulsó el programa de atracción de talento Retorna Cualifica Emprego, no dudó en inscribirse a través de las diferentes fundaciones colaboradoras, Nortempo entre ellas.
La primera vez, hace dos años, no pudo ser porque su perfil –es soldador de profesión– no se adaptaba a la oferta del momento, pero el pasado mes de enero su interés se reactivó. “Me llamaron para preguntarme si todavía estaba interesado en el programa, dije que sí y ahí ya empezó la selección de empleos”, explica. Con todo, la determinación de la familia Lemos era clara. “Estaba decidido. Si no era por medio de la Xunta, lo haríamos por otra vía. Mi papá y mis abuelos son de Salceda de Caselas, tengo familia ahí y, aunque no los conozco personalmente, hace unos años sí creamos una conexión y siempre nos reiteraron su invitación para venir. Por lo tanto, si no era de una forma, sería de otra; Dios lo dispuso de esa manera y lo hicimos a través del plan Retorna”, apunta.
El proceso fue rápido, señala Matías Ezequiel. La selección se realizó en marzo, en una feria de empleo en Argentina. Ahí ya tuvo el primer contacto con una de las empresas, que acabó siendo la suya, Windwaves. “Tuve una entrevista con Roberto Bouzas –director general de la firma–, fue amena y directa y desde ese mismo momento ya se cerró un acuerdo verbal. En menos de dos semanas me mandaron el precontrato para firmar y, una vez llegado acá a Ferrol, firmé el contrato”, relata.
El 9 de mayo, Matías Ezequiel llegó a Ferrol y un mes después hizo lo propio su mujer y sus tres hijos, de 4, 7 y 11 años. En ellos piensa especialmente a la hora de calibrar su interés por desembarcar en Galicia. “Siempre miramos la oportunidad de progresar y, sobre todo, darles un futuro a nuestros hijos. Cuando eres padre, velas por ellos y buscas oportunidades para ellos, y creo que acá en Galicia encontramos la seguridad, la estabilidad y la oportunidad para que ellos puedan estudiar y desarrollarse”.
Sobre la adaptación, el soldador subraya que “está siendo muy fácil. Obviamente, somos de culturas diferentes y a veces se dan los choques culturales, entender a veces los idiomas, pero la verdad es que la gente siempre es muy amable en todos los lugares a los que vamos y nos ha ayudado mucho en todos los ambientes”. En septiembre, empezará una nueva fase de adaptación. “Será otra fase más, pero estamos convencidos de que irá bien porque todo el mundo nos está ayudando mucho”, dice.