Estar detrás de las cámaras deja a cualquiera fuera de plano, alejado de los focos, en un lugar secundario y poco llamativo. Si a todo ello se le suma una personalidad discreta, tímida incluso, de pocas palabras, podría ser la combinación perfecta para pasar desapercibido. Sin embargo, cualquiera que se haya cruzado con João en este tiempo que ha pasado en Ferrol se ha quedado prendado de la sonrisa de un joven que llegó por casualidad a la ciudad naval para terminar enganchado a ella, a sus tradiciones y a sus gentes.

João André dos Santos Jorge nació en Covilhã, “pero me registraron en el hospital de la ciudad de Seia, en la Serra da Estrela, donde vivo desde hace 21 años”, traslada. Fue en 2022 cuando vino por primera vez a pasar seis meses en un intercambio del programa Erasmus encaminado a completar sus estudios “Multimedia” en el CIFP Leixa. Desde el centro le buscaron entonces prácticas formativas y pensaron en Mangi Caldevilla, el veterano videógrafo y realizador al frente de Iris Producións.

Carrera en el cine

En aquel mes de mayo de hace tres años todavía no sabían que aquello sería el comienzo de una gran amistad, pero así fue. “Podemos decir que soy su mentor, si quieres llamarlo así; pero lo cierto es que encontró inspiración aquí aunque él ya tenía claro que le gustaba el cine, además de tener actitudes y aptitudes en el tema de la imagen, que las traía de serie y fue fácil”, expresa Caldevilla.

Después de aquellas primeras prácticas, João supo que quería especializarse en audiovisual y empezó a estudiar Cine Documental en la Escuela Superior de Tecnología de Abrantes, que pertenece a la Universidad de Tomar, en Portugal. “Fue en Ferrol donde escogí mis estudios”, recuerda. Así, sabiendo de su pasión, el realizador lo llamó para trabajar al año siguiente en uno de los encargos más especiales de su calendario: las retransmisiones en directo de las procesiones de la Semana Santa ferrolana.

João se despedirá de la urbe haciendo un documental sobre la Semana Santa, un evento que filma desde hace tres años

Así que el joven volvió a la ciudad, esta vez como camarógrafo, y repitió la experiencia también en los dos años siguientes, 2024 y 2025, que le han servido no solo para saber cómo es formar parte de un equipo de grabación, sino también para ocupar otros puestos del complicado engranaje audiovisual. “Hace de todo, no solo captación de la imagen. También estuvo conmigo en la realización”, añade su mentor.

La Semana Santa

No obstante, precisa João que lo que le gusta es “trabajar con cámaras; la grabación de imágenes es lo que más me apasiona y en lo que deseo encaminar mi futuro” y, precisamente, está a muy pocas semanas de rematar sus estudios de cine. Lo hará con una pieza documental grabada en Ferrol que presentará como trabajo de fin de grado. ¿La temática sobre la que girará? La Semana Santa, como no podía ser de otra forma. 

Así, en los próximos días, contando además con la colaboración del propio Mangi Caldevilla y la Junta de Cofradías y Hermandades, realizará varias entrevistas que servirán de hilo conductor en su trabajo, con el que también se conocerá más a fondo la Pasión ferrolana en el país vecino.

“Ferrolanismo” en vena

Pero el mundo cofrade no ha sido la única tradición de la ciudad naval de la que se ha impregnado, puesto que al otro lado de su objetivo han pasado otros muchos eventos, como puede ser el Festival de la Ilustración, que le ha parecido “muy diferente” a todo lo que había visto antes. Además, compartir agenda con Caldevilla le ha llevado a conocer a fondo Las Pepitas y a “empaparse mucho de la cultura”, así como de las “caralladas con Os Tabernícolas, nuestras cantadas... con él hicimos también mucho turismo por la comarca”, resume.

Desde que llegó por primera vez en 2022, el joven ha regresado todos los años para ponerse tras la cámara con Mangi Caldevilla

De toda la experiencia en esta “segunda casa”, destaca “el poder estar lejos de mi hogar, sentirme solo, hacerme responsable de mí mismo y salir adelante”, sin olvidarse de “las personas y el sitio en sí”, además de “ir a tomar una cerveza, pasear y trabajar”. Lo que cambiaría, aunque lo diga sin perder la sonrisa, son las ocho horas de viaje en bus que debe hacer para llegar aquí; pero, a pesar de ello, promete volver.