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martes | 16 abril | 2024
Muchas personas se acercaron ayer hasta la finca da Cortiña para disfrutar plenamente de la décimo tercera edición de la Feira Rural de San Sadurniño, después de que la celebrada el año pasado estuviese marcada por las restricciones de la pandemia.
Los asistentes observaron el mejor escaparate posible de los productos del campo y de las posibilidades que ofrece el rural, a través de los 61 puestos que componían este año la feria y que ofertaban, también, artesanía u objetos de segunda mano, entre otros.
El evento contó con un programa ininterrumpido de actividades desde las diez de la mañana y que se prolongó hasta pasadas las ocho de la tarde. Contó, entre otros, con visitas al colmenar didáctico y a la huerta de conservación de árboles frutales Carlos Fornos; talleres de chucherías con fruta para los más pequeños; exhibición de pastoreo de ovejas con perros –a cargo de la Asociación de Cans Pastrores de Galicia (Acapagal)– o degustaciones de productos elaborados en el Centro de Transformación Agroalimentaria A Fusquenlla.
No faltó, por supuesto, el Concurso de Froita Autóctona, que obsequió a los participantes con un árbol del país tan solo por intervenir en él.
Una de las novedades con las que contó la feria este año y que hizo las delicias de los presentes fue la presencia de los responsables de A Fusquenlla y su cata de compotas de diversas variedades de manzana.
“Elaboramos sobre 150 botes de compota. Foi unha maneira de dar a degustar e ao mesmo tempo explicar como é o produto que se transforma na Funsquenlla” comentaba al mediodía el concejal de Desenvolvemento de San Sadurniño, Manuel Varela, que avanzó que se trabaja en nuevos cursos de formación para los usuarios de este centro de transformación y que previsiblemente comenzarán en el mes de octubre.
Además de los diversos puestos de productos relacionados con el campo, la feria contó con un puesto de comida –aunque desde el Concello también se recomendaron varios locales a los que acudir cercanos al recinto–.
La música corrió a cargo de Cego de Matamá y Aldariña de Candeán, que amenizaron a la hora de la comida el evento.
