Ferrolterra posee diferentes espacios naturales protegidos y hábitats muy diversos que la convierten en un destino imprescindible para los amantes y aficionados a la ornitología. Cada año la comarca es testigo del paso migratorio de miles de aves –se pueden contemplar más de 400 especies distintas–, por la práctica totalidad de sus costas y sectores del interior que forman parte de las Zonas de Especial Conservación de la Red Natura 2000.
También otros lugares como la laguna de A Frouxeira, en Valdoviño, o la Ría de Ortigueira y Ladrido están catalogadas como Áreas de Especial Protección para las Aves y Humedales de Importancia Internacional –según el Convenio de Ramsar–. Además, las Fragas do Eume, el lago artificial de As Pontes o las sierras interiores como O Forgoselo y A Faladoira ofrecen las posibilidad de deleitarse con la presencia de estos animales.
“Hai como Camiños de Santiago distintos”, bromea uno de los fundadores de la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN) en Ferrol, Xan Rodríguez Silvar, añadiendo que “por unha banda están as aves de litoral, que dependen do mar para comer e da terra para criar e, pola outra, as terrestres. Hai unha variedade moi grande de casuísticas”.
Precisamente, este sábado se conmemora –coincidiendo con el primer pico migratorio del año– uno de los dos Días Mundiales de las Aves Migratorias, una campaña global impulsada por las Naciones Unidas que este 2025 pretende, bajo el lema “Espacios compartidos: creando ciudades y comunidades amigables con las aves”, crear y proteger zonas verdes, al tiempo que se reducen las colisiones de estos animales, la contaminación lumínica y la pérdida de hábitats.
Dada la importancia de la zona, existen múltiples publicaciones editadas por diversas instituciones que profundizan en la riqueza ornitológica de las comarcas y que dan consejos para aprovechar al máximo la experiencia de la observación de aves en la naturaleza. Es el caso de “As Aves do Xeodestino Ferrolterra-Rías Altas” o “Aves de Ferrolterra. Guía de identificación de las especies más frecuentes”.
En ellas se hace un recorrido completo por puntos de los 20 municipios que destacan por su capacidad para realizar fructíferas observaciones”, bien en zonas de costa o de interior. En resumen, cabe destacar cinco enclaves:
Se trata de un referente a nivel europeo para la observación de aves marinas. Su situación geográfica, al norte de la Península Ibérica y en la parte más occidental del Cantábrico, lo convierten en un punto estratégico para contemplar la migración. En cuanto a la época, la segunda mitad del año es el momento propicio –sobre todo los meses de septiembre, octubre y noviembre– para observar especies como las pardelas, alcatraces, charranes o álcidos en su viaje hacia el sur, pudiendo contabilizarse en una sola jornada miles de ejemplares. En esta zona de la comarca también se ha registrado la presencia del albatros ojerosos, el piquero pardo o el rabijunco etéreo.
“Hai un paso intensísimo de aves, moi concentrado, sobre todo no outono. As aves que crían no norte diríxense cara o sur. Unha vez criados os poliños, desfán a casa”, comenta Rodríguez Silvar, “e baixan antes de que chegue o inverno. É das migracións máis espectaculares, especialmente cando os ventos obrigan ás aves a achegarse máis á terra. Hai un observatorio, pegado á antiga base americana e ao faro, e un grupo de ornitólogos que levan seguindo este tema bastantes anos”, explica.
El litoral ortigueirés es un lugar idóneo para la observación de láridos, limícolas y anátidas. Sus diferentes hábitats –riberas fluviales, marismas o llanuras intermareales– ofrecen diversos puntos de observación, como los puertos de Cariño y Ortigueira, la playa de Morouzos o la ensenada de Ladrido. En ellos se pueden observar desde gaviotas hasta agujas colipintas y colinegras, chorlitos grises, correlimos –gordo y común– o zarapitos –trinador y real–.
“É un importante lugar de invernada para moitísimas especies de aves, sobre todo acuáticas. Constátanse máis de 68 especies migratorias, con entre 5.000 e 7.000 exemplares concentrados ao longo do periodo invernal”, remarca Diego Rodríguez Piñón, miembro del colectivo Rampla, aficionado a la observación de aves y colaborador del proyecto para la creación del futuro Bird Center de Ortigueira.
La sierra de A Capelada, entre los municipios de Cedeira y Cariño, se sitúan a más de 600 metros de altitud y ofrecen al visitante unas vistas espectaculares desde los acantilados más altos de Europa continental.
Desde allí se pueden observar, también, al bisbita alpino, a los mirlos capiblancos o la migración otoñal en bandos de alondras, chorlitos dorados o fringíledos.
Valdoviño es, sin duda, uno de los lugares más interesantes de la Comunidad para la observación de aves, siendo el invierno uno de los mejores momentos para hacerlo.
Es habitual ver –entre abril y mayo– bandos de limícolas durante el paso prenupcial. Los chorlitos grises y los correlimos tridáctilos y comunes se concentran en la playa. También es una zona importante para anátidas –como los porrones comunes y moñudos– o los ánades silbones, el pato cuchara o la cerceta común.
Además, entre las aves rapaces pueden verse el azor y el halcón peregrino, que cazan en la laguna todo el año. Otra de las aves más importantes de este enclave es el escribano palustre.
Pese a ser una zona altamente humanizada, cuenta con una gran variedad de especies.
Los municipios de Neda, Fene y Mugardos disponen de puntos de observación interesantes, desde donde se pueden contemplar chorlitejos, andarrios o corremolinos, además de otras especies de aves marinas más comunes como las gaviotas.
Pero la riqueza de Ferrolterra no se limita solamente a espacios costeros, sino que ofrece puntos de interior singulares para los amantes de la ornitología.
Es el caso del Parque Natural das Fragas do Eume, en donde crían el herrerillo común, el carbonero común o el carbonero garrapinos. También las riberas fluviales de los ríos Xubia y Castro, incluidas como zona ZEC en la Red Natura 2000, con presencia de párridos, currucas capirotafdas, petirrojos o mirlos. Mientras, las sierras de O Forgoselo y A Faladoira cuentan con interesantes poblaciones de aves forestales, tales como el piquituerto común, el escribano cerillo o el herrerillo capuchino.
Los arenales de la costa de Ferrolterra –Donillos y Esmelle (Ferrol), A Frouxeira y Pantín (Valdoviño) o Ares– son enclaves interesantes durante las migraciones para buscar limícolas entre los acúmulos de algas. En ellas se pueden observar al somormujo pequeño, al martín pescador, garzas o al porrón común.
Mientras, el lago de As Pontes está considerado como la mayor masa de agua artificial de España, con una extensión de 865 hectáreas y una profundidad de 206 metros. Se trata de uno de los enclaves con mayor número de aves contabilizadas, con un observatorio para las mismas en su parte occidental.
Ferrolterra es, sin duda, un paraíso para los apasionados de la ornitología y aspira ahora a ser referente con el primer Bird Center.