La Vía Láctea es la galaxia espiral en la que se encuentra el Sistema Solar. Su diámetro medio es de unos 150.000 años luz, y la distancia desde el Sol hasta el centro de la galaxia es de alrededor de 27.700 años luz.
Lo más probable es que en alguna noche despejada hayas observado el centro galáctico a simple vista, pero lo cierto es que es necesario encontrarse en el lugar y el momento oportuno para poder disfrutar de él en todo su esplendor.
Para ello, es preciso en primer lugar alejarse de las zonas urbanas, y en las comarcas de Ferrolterra, Eume y Ortegal contamos con varios lugares en los que poder observar la galaxia e, incluso, con un poco de maña y el material adecuado, fotografiarla.
El centro galáctico no es visible durante todo el año. Debemos tener en cuenta, por el ejemplo, el hemisferio en el que nos encontramos.
En Galicia –hemisferio norte–la mejor época abarca desde marzo hasta octubre, siendo ahora en primavera el momento adecuado para disfrutar de las estrellas, ya que se pueden observar durante más horas –normalmente desde las 0.00 horas hasta las 5.00 de la madrugada, aproximadamente–.
Por contra, deberemos esperar desde febrero hasta octubre para observar la Vía Láctea en el hemisferio sur.
La contaminación lumínica es el brillo que provocan en el cielo las luces y que nos impide ver –y fotografiar– las estrellas en todo su esplendor. Normalmente está provocada por las ciudades y pueblos y, cuanto mayores sean, más kilómetros nos tendremos que alejar de ellas para evitar su influencia.
Aún así, de nada sirve alejarse mucho de un foco de población si justo al lado del lugar donde nos disponemos a observar las estrellas tenemos una farola o un foco. Lo ideal es estar, en la medida de lo posible, en completa oscuridad.
Otro factor a tener en cuenta, –y del que no nos podemos olvidar– es la luna. Se trata del mayor contaminador lumínico natural, ya que su luz eclipsará la gran mayoría de estrellas, por lo que lo ideal será planear la observación de la vía láctea en noches de luna nueva o cuando esta se esconda pronto o salga muy tarde.
Y estando en Galicia y cerca de la costa, la niebla también nos puede chafar la experiencia, ya que no es fácil de detectar y hará que veamos menos estrellas y más difusas.
En la Serra da Capelada se ecuentra la Garita de Herbeira, una pequeña construcción de piedra de tan solo 15 metros cuadrados, ordenada en el siglo XVIII por la Corona –por su localización estratégica para la vigilancia marítima– y levantada por los vecinos.
Está situada entre los Concellos de Cedeira y Cariño y se sitúa en los acantilados más altos de la Europa continental –43°43′26″N 7°56′51″O–.
En el entorno de la garita hay un pequeño muro también de piedra que permite disfrutar de las vistas hacia el mar con seguridad. Se trata también de un lugar idóneo para la observación del cielo nocturno, ya que está completamente alejada de núcleos poblados.
Para llegar hasta ella es necesario seguir en Cedeira la carretera de San Andrés de Teixido y, a la entrada de este pueblo, desviarse hacia el mirador. En la propia carretera AC-2205, junto a los parques eólicos, hay un lugar para dejar el coche estacionado.
También es posible observar la vía láctea sin alejarse tanto de Ferrol. A solo 20 minutos en coche –unos 17 km– se encuentra el Faro de Punta Frouxeira, situado en la parroquia de Meirás, en el Ayuntamiento de Valdoviño –43º 37’ 04.4” N 8º 11’ 17.7” W–. Se trata de uno de los más modernos de Galicia, una construcción de 1992 con diseño vanguardista que comenzó a operar de forma oficial dos años después, en 1994. Pese a encontrarse cerca del pueblo, ofrece una observación casi perfecta de la vía láctea a simple vista y permite, también, disfrutar de las ruinas de las baterías militares que formaban parte de un sistema defensivo de la costa Ártabra
La Sierra de Forgoselo –43°28’0” N 7°58’60”W– es un macizo granítico situado al norte de Las Fragas do Eume. Cuenta con más de 1.400 hectáreas que se extienden mayoritariamente por el Ayuntamiento de A Capela, y en menor medida, por los de San Sadurniño y As Pontes.
Se encuentra a unos 500 metros de altitud y en ella podemos observar también los conocidos como “Bolos do Forgoselo”, unas singulares formaciones de piedra granítica que se originaron a partir de enormes bolsas de magma hace unos 300 millones de años, aproximadamente. En esta ubicación también encontraremos caballos salvajes, que campan a sus anchas entre los molinos del parque eólico.