La epidemia de la gripe en Ferrol y Serantes, un estudio de Barrera

“Aquí en Ferrol la población civil se dá un postín atroz con la inofensiva grippe que padecemos –mejor dicho, que padecen los atacados– y hay quien finge estar preocupadísimo, como si debiera dos meses de alquiler de casa. Afortunadamente no hay motivo de alarma y saldremos incólumes o casi incólumes de este pequeño conflicto sanitario. Por cierto que algunos recomiendan como medio profiláctico eficaz, y aún empleado durante la dolencia, el uso del café, bien cargado, con una tercera parte de ron o cognac bueno, tomando tres veces al día, o cuatro, y sin que degenere ¡claro! en el régimen de “melopea”. Desde luego que el remedio no será muy científico, pero tiene muchos partidarios entre los profanos”.
Este “recorte” aparecido en el mes de septiembre de 2018 en El Correo Gallego –entonces editado en Ferrol– aporta la visión que los periodistas, y el conjunto de la clase política y social, tenían de los primeros brotes de una pandemia que, según cifras estimativas, en los meses finales de la I Guerra Mundial y en años sucesivos supuso la muerte estimada de cincuenta millones de personas en todo el mundo.
Pero, ¿en qué medida y qué alcance tuvo la mayor pandemia moderna que se conoce en la ciudad naval y en el municipio que con el paso de los años acabaría integrándose en esta? A esta pregunta responde el historiador Enrique Barrera Beitia en una serie de artículos que aparecerán a partir de mañana en el suplemento Nordesía, de Diario de Ferrol.

La “gripe española”
Evidentemente, la visión y las apreciaciones que inicialmente los poderes públicos dirigían al público estaba alimentada tanto por el desconocimiento y alcance que finalmente tendría la “grippe” –como se escribía entonces– y, también, por el deseo de no alarmar a una población que, como se puede deducir, podía ser tan o más susceptible que la actual a cualquier síntoma, dada la reducida higiene de la época y, sobre todo, la carencia de una tecnología y unos conocimientos de los que hoy disponemos.
La pandemia se denominó la “gripe española”, pero porque esta se hubiese originado en este país sino porque los primeros medios de comunicación que a nivel mundial se hicieron eco de ella fueron los españoles. El país, ajeno a una guerra de dimensiones desconocidas hasta entonces y únicamente inmerso en discusiones de café en las que se distinguían germanófilos de aliados, no estaba, al menos en el frente informativo, tan sujeta a la censura como la de los países implicados, que ya tenían suficiente con hacerse eco de las bajas registradas en el frente de guerra.
De hecho, los estudios posteriores demuestran que una de las gripes más virulentas que se hayan conocido tuvo su origen en un acuartelamiento de Texas (EEUU).
Lo que inicialmente se tomó como una situación jocosa, merecedora del desprecio hacia quienes se quejaban de la dolencia –como podemos ver en el extracto del periódico ferrolano de la época–, se cobró centenares de miles de vidas en España.
El estudio de Enrique Barrera refleja hasta qué punto la pandemia influyó en la población ferrolana y de Serantes en los años más virulentos de su alcance –1918-1920–, al tiempo que refleja la ignorancia y desconfianza de una sociedad carente de médicos y sistemas sanitarios que, como en la mayor parte del mundo, no estaba preparada para solventar una situación tan dramática.
Las sociedades de socorro y ayuda mutua –lo que hoy consideraríamos como ONG’s– jugaron por ejemplo un papel protagonista en el tratamiento. Y es que, solo en Ferrol, su número ascendía a 18, lo que indica la fuerte dependencia que la clase obrera y campesina tenía de unas entidades que suplían al Estado. l

La epidemia de la gripe en Ferrol y Serantes, un estudio de Barrera

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