Potenciar la industria de la madera, fomentar la gestión forestal sostenible pero también desarrollar políticas de eficiencia energética, confort y bienestar para los residentes que empleen este material en la construcción de una vivienda son algunos de los objetivos que la Xunta busca con la línea de ayudas de la Consellería de Medio Rural que pone a disposición de los particulares.
En las comarcas de Ferrol, Eume y Ortegal se han concedido hasta 15 subvenciones en la convocatoria en vigor, una docena de ellas en la línea de redacción de proyectos –lo que ha supuesto 115.948 euros en ayudas– y tres, en la correspondiente a la utilziación de productos de madera –88.998 euros–.
La delegada territorial de la Xunta, Martina Aneiros, visitó ayer una de estas construcciones en el barrio de Canido, donde la madera de pino gallego es la protagonista de la estructura del inmueble y cuya propietaria se ha visto beneficiada con dos ayudas, por valor de 50.000 euros.
Las subvenciones apoyan tanto nueva construcción como rehabilitación o reformas.
Almudena Marcos es la propietaria de una vivienda en el barrio de Canido que llama la atención de los viandantes. Es una casa de madera, que muchos, como comenta ella misma, confunden con una vivienda prefabricada. Nada más lejos de la realidad. La estructura que, más allá de la cimentación, se ha levantado en una semana –en CLT, madera laminada cruzada– no será el acabado del inmueble, que estará revestido y no dejará ver lo que sí supone el uso de madera tratada para sus residentes.
Estamos ante una “pasive house” que emplea este material –que también dejará a la vista en algunas partes interiores de la vivienda– que busca una eficiencia energética, confortabilidad y ahorro a largo plazo para sus residentes.
Aunque la inversión puede ser algo mayor inicialmente, como comenta Almudena, debido al uso de estos materiales y el incremento por el que han pasado en los últimos años, a la larga compensará “por lo confortable y la calidez que suponen los materiales empleados y la reducción en el consumo energético”. Un ejemplo es que ni siquiera llevará calefacción, aunque la previsión “como friolera que soy”, indica, ha hecho que, por si fuese algún día necesaria, se haya hecho una preinstalación.
Fue a través del estudio de Baltasar Otero, el arquitecto encargado del proyecto, como conocieron las posibilidades de esta vivienda y gracias a las ayudas –se ha beneficiado de dos, para un modificado del proyecto y uso del material, pino gallego, en este caso– se ha vencido el sobrecoste. Ahora, solo resta disfrutarla con la satisfacción, además, de que se está haciendo una labor medioambiental y ecológica.