A un costado de la antigua Politécnica de Serantes, aceptando su papel de “segundona” en popularidad mientras estuvo abierta la de “Peritos”, la Escola Náutico Pesqueira de Ferrol es otro de esos tesoros desconocidos que, al dar por supuestos, la ciudadanía no valora todo lo que debería. No en vano, se trata del segundo centro de este tipo que tuvo la comunidad —el primero se abrió en Vigo en 1966— y cuenta con titulaciones únicas en Galicia.
En este 2025 celebra su 50 aniversario y, aunque el grueso de actos conmemorativos está planteado para septiembre, el pasado mes de abril ya hubo un aperitivo de la mano de su director en los últimos seis años, Enrique Cobelo, y la iniciativa Nós Mariñeir@s, con una visita guiada y una conferencia.
Y es que llegar al medio siglo no es nada fácil y menos si se tienen en cuenta los numerosos escollos que esta institución se ha encontrado por el camino: transferencia del Estado, falta de financiación, judicialización o huelgas han salpicado su historia, a la que se asoma este periódico repasando para ello la hemeroteca.
Son 650 personas las que estudian anualmente en la Escola, a las que hay que sumar a unas 475 que acuden a sus aulas para examinarse de titulaciones náutico-deportivas, con lo que son más de un millar de expedientes los que se gestionan a lo largo de un curso escolar. Estas cifras están muy alejadas de las primeras que se manejaron el enero de 1975 cuando comenzó su andadura: 40 alumnos internos. Fueron ellos los que formaron la primera promoción, que pudo sentarse en el pupitre un día antes de la inauguración oficial, que se produjo el 17 de enero.
Fue bautizado como Centro de Orientación Náutico Pesquera “Francisco Franco”, un nombre que le acompañaría hasta bien entrado el año 1986 aunque el dictador nunca llegó a pisar sus instalaciones. De hecho, las autoridades encargadas de cortar la cinta fueron el almirante y capitán de la Zona Marítima del Cantábrico, Antonio González Aller y Balseiro; el gobernador civil de la provincia, Miguel Vaquer Salort; el alcalde ferrolano, Joaquín González Llanos y Galvache, y el delegado provincial de Juventud, Ricardo Fernández Castro, entre otras.
El primer director del centro fue Manuel Alonso Pena y era dependiente de la sección juvenil del Movimiento, que no tardaría en desaparecer con la llegada de la democracia, dejando a la institución en un limbo legal que se enquistó durante una década.
Con la muerte de Franco y la llegada de las primeras elecciones democráticas el 15 de junio de 1977, la incertidumbre se instaló en la Escola de Serantes. Así, ese mismo año terminó sin que las clases se retomasen, siendo entonces el Instituto Social de la Marina uno de los organismos que peleó para que en enero de 1978 volviese a abrir sus puertas tras poner un parche a la problemática derivada del traslado de competencias. Hasta el momento, el centro era gratuito y había un sistema de becas para vivir en su residencia en régimen de internado.
No fue hasta octubre de 1983 cuando un inspector de la secretaría general del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Modesto Rivera, visitó sus instalaciones con la pretensión de que se convirtiese en la referencia de la Formación Profesional del norte de Galicia tras la insistencia del diputado socialista Anxel Teixeiro. Por entonces, eran 110 los matriculados aunque tenía la capacidad de albergar 250, por lo que el Gobierno central decía que estaba “infrautilizada”.
El problema residía en que, tras deshacerse el modelo franquista, aún no había sido transferida a un organismo concreto. Así, hasta que se completó la maniobra de traspaso a la Xunta de Galicia en octubre de 1987 formalmente por decreto, dependía del Ministerio de Cultura y, en el caso del edificio en sí, del Ministerio de Agricultura.
El año 1987 fue determinante en el futuro de la Náutico Pesqueira, con un alumnado pidiendo la “democratización” de un centro que tenía un patrimonio valorado en 150 millones de pesetas y un presupuesto para pagar los salarios de los profesionales de 6 millones anuales.
El conselleiro de Pesca, Xosé Manuel Páramo Veiga, había visitado Ferrol el año anterior deslizando la idea de un “proyecto utópico para el año 2000” que consistía en la creación de la Universidad del Mar de Galicia en la que se integraría la escuela ferrolana. Sin embargo, eso quedaría en papel mojado y ya en marzo del 87 se encuentra la primera referencia en la hemeroteca al respecto de la transferencia del recinto y su gestión al ejecutivo gallego. Se producía el anuncio después de que Cultura pagase los sueldos que se les adeudaban a 17 profesores, correspondientes a cuatro anualidades.
Después de semanas de ponencias, reuniones, negociaciones e incluso la visita de una comisión mixta de los ministerios de Educación y Trabajo, el 16 de junio se alcanzaba el acuerdo, cifrando el traspaso en 36 millones y medio de pesetas, transfiriendo además el personal: 45 personas entre docentes y otros trabajadores. Como dato curioso, los interlocutores políticos eran el vicepresidente de la Xunta, entonces Mariano Rajoy, y el ministro de Administraciones Públicas, Joaquín Almunia.
Además, en el “paquete” de transferencias que tuvo que aprobar la comisión el 27 de junio se encontraba también la Universidad de Santiago, que pasaba a depender también del gobierno autonómico. No obstante, a pesar de que todo parecía encauzado, aquel curso 87-88 no empezó hasta el mes de enero, afectando a unos 100 alumnos, al prever una partida presupuestaria que no contemplaba algunas especificaciones que eran necesarias en la nueva etapa.
De hecho, se contaban unos 4 millones cuando serían necesaria una cantidad más cercana a los 18. Aseguraba su director en aquel momento, Luis Sillero López, que en cuanto la Consellería de Pesca —titular de la Escola— definiese la partida presupuestaria, abrirían sus puertas de nuevo.
El año del gran cambio de la Náutico Pesqueira fue 1991, cuando la Xunta empezó a ejecutar una transformación que supuso la inyección de 280 millones de pesetas. La pretensión era modernizar sus instalaciones y equipararlas a las del Instituto Politécnico de Vigo, canalizándose la inversión a través de la dirección xeral de Formación Pesquera.
Así, 59 millones se dedicaron a las obras del interior del edificio, mientras que 75 fueron destinados a la construcción del aula de seguridad y la piscina, y otros 144 a material, destacando en esta partida los 42 millones de un simulador de navegación. En ese curso 90-91 estaban matriculados unos 140 alumnos de los que 65 vivían en la residencia, que se había reformado un año antes con un presupuesto de 42 millones más. Fraga reinauguró las instalaciones en octubre de ese mismo año.
Se trató de un espaldarazo definitivo para que las instalaciones caminasen con paso firme hacia el siglo XXI y pudiesen ser actualmente únicas en Galicia, con 4.000 metros cuadrados dedicados a la enseñanza teórica y, sobre todo, a la práctica. Destaca, por ejemplo, un puente de mando dotado de sistemas de simulación monitorizadas en las que el alumnado aprende a tomar decisiones durante momentos críticos, como una tormenta.
Asimismo, en la piscina se imparten clases de supervivencia en botes de rescate y también está dotada con módulos que reproducen los habitáculos de un barco, uno de ellos inundables, con el propósito de poner el práctica el taponamiento de vías de agua y el otro indicado para el adiestramiento contra incendios.
Gracias a las mejoras, la Escola Náutico Pesqueira fue ampliando su programa y también acogiendo a alumnos internacionales, como los estudiantes argentinos que recibieron formación en sus aulas en 2002. Pero antes, en mayo de 1991, se desarrollaron las primeras prácticas de salvamento, con un despliegue en la ría y conferencias que se repitieron anualmente.
Además, se produjeron hitos como los 1.500 matriculados en cursos de seguridad marítima en el año 1997 y la creación del Centro de Seguridad y Salvamento, donde en febrero de 1992 cerca de 4.000 titulados se integraron en busca de su homologación.
Con todo, no podría repasarse la historia del centro formativo sin mencionar a un alumnado combativo que, desde sus inicios, no dudó en hacer valer sus derechos. De hecho, ya en febrero de 1985 se da cuenta en la prensa del paro que secundaron por la “falta de autonomía y el hecho de que el régimen de internado no presente carácter gratuito”, mientras que dos años después el conflicto entre padres, estudiantes y personal también fue noticia.
Más recientemente, en 2013, protestaron por la retirada del decreto que fija los precios para los servicios de residencia y comedor, y en febrero de 2020 dos de ellos iniciaron una huelga indefinida exigiendo que se les impartiese un curso de formación sanitaria avanzada sin el cual su título no les permitiría enrolarse.
La polémica, no obstante, también estuvo del lado del claustro y, sin ir más lejos, el enero de 2001 la Consellería de Pesca iniciaba una investigación por la actuación de un profesor al que los alumnos acusaban de haberlos amenazado si no se movilizaban para pedir más horas de prácticas en el taller, suspendiéndolos a todos posteriormente.
Asimismo, en el mismo mes, pero en 2008, el mismo organismo expedientaba al director, Julio Rodríguez Bona, y a cuatro trabajadores más al considerar que habían cobrado tasas irregulares. Precisamente, el mismo responsable, ya fuera del cargo, se sentó en el banquillo cuatro años después acusado de vejaciones al personal, aunque finalmente fue absuelto.
Medio siglo deja también un reguero de incidencias, pero dos de ellas llaman la atención por encima del resto. En primer lugar está el incendio que se produjo el 28 de mayo de 1998, en el vestíbulo y provocado por un fallo eléctrico en la fotocopiadora, movilizando a los Bomberos, pero sin dejar daños personales.
El otro es el robo de una hélice de bronce de 500 kilos que tenían de ornamento. Desapareció en julio de 2007 y nunca se recuperó. Investigaron a tres hombres como autores, aunque el chatarrero al que le vendieron las piezas y que declaró en el juicio celebrado cuatro años después no los identificó como los vendedores.
Inaugurada como un lugar para la formación de adultos, el día que echó a andar fue el profesor de “Formación del Espíritu Nacional” quien se encargó del discurso, dando una idea de contexto de la época.
Actualmente, en sus instalaciones se pueden estudiar dos ciclos superiores de Formación Profesional: el de Transporte marítimo e pesca de altura, que permite gobernar barcos de hasta 70 metros de eslora, y el de Organización de Mantemento de maquinaria de buques e embarcacións, cursado por aquellos que aspiren a ser jefes o jefas de máquinas de buques con una potencia de hasta 30.000 Kw, con la posibilidad de ampliarla cursando un módulo.
Además, la Náutico Pesqueira es la única de Galicia que da la posibilidad de cursar estudios de especialización marítima, como los de avanzado contra incendios, embarcaciones de supervivencia y botes de rescate, y el básico en seguridad marítima, los tres obligatorios y con matrícula gratuita. Imparte también titulaciones de pesca, entre otras muchas opciones que están detalladas en su web.