Más allá de un empate ante el Deportivo que a Jon García le dejó un “sabor amargo” y a David Castro “la sensación de que se nos escaparon dos puntos”, la resaca del derbi deja varias conclusiones y todas ellas gravitan sobre una misma idea: que el Racing recuperó el domingo las señas de identidad perdidas en Mérida.

No es un aspecto menor teniendo en cuenta la entidad del rival para lo que queda de temporada. Son 21 puntos –18 para el resto, salvo el Córdoba– los que restan por jugarse y la igualdad –nadie descendido, nadie ascendido– presidirá el tramo final. “Hemos hecho cosas muy bien y corregido errores respecto a la semana pasada”, comentaba el domingo Carlos Vicente, que resaltó un equipo “muy sólido defensivamente y atrevido a la hora de jugar el balón”. A eso hay que añadir, explicó, el “control del partido” y la “personalidad que tenemos como equipo”. A nivel personal cree que debe “decidir mejor arriba, en eso estoy trabajando”. 

La fiabilidad sin el balón es una de las señas de identidad del Racing que pudo demostrar el domingo en una A Malata con un gran ambiente (la cifra definitiva oficial es que el derbi lo presenciaron 9.221 espectadores). “Llevamos el peso del partido en general y estuvimos muy cerca de ganar, haciendo muchas cosas bien”, explicaba ayer David Castro, que reconocía que “pensé que nos iban a exigir más a nivel de basculaciones y de distancias. Me sorprendió que jugasen bastante directo y, en ese sentido, estuvimos muy bien, recogiendo las segundas jugadas con la superioridad que teníamos en mediocampo”.

Con todo, el central quiso llamar la atención sobre algo que también viene repitiendo el técnico cada semana, y es la importancia de los detalles, por muy pequeño que parezca en el global del partido. Así, pese al mayor control del Racing, “también pudimos perder”, recordó el Castro, si Villares o Arturo hubiesen acertado en el único error de los locales en todo el partido en la salida del balón.