Aunque al campeonato liguero de Segunda aún le restan cinco jornada, al Racing apenas le quedan ya alicientes una vez confirmado su descenso a Primera RFEF: solo el honor, el orgullo y la profesionalidad. Esa es su motivación para el partido que lo enfrenta al Zaragoza esta tarde –16.15 horas, A Malata–, un duelo en el que el rival racinguista sí que se juega muchas de sus opciones de permanencia en la categoría de plata, ya que ve los puestos de descenso –de los que está inmediatamente por encima– a dos puntos de distancia.
Precisamente la diferente necesidad con la que los dos equipos hacen frente al partido puede condicionar su desarrollo. Así, mientras que el cuadro verde no tiene ningún tipo de presión, lo que le puede hacer jugar con más soltura, el aragonés siente la urgencia de no tener margen de error para no meterse en problemas, lo que se suele traducir en dificultades a la hora de jugar. El que mejor consiga calmar los nervios tendrá más opciones de sumar tres puntos que solo para uno de los contendientes son realmente importantes.
El Racing espera encadenar en este partido su segunda victoria seguida como local –en lo que va de liga solo ha logrado un par de triunfos, además con seis meses de diferencia entre uno y otro–. Para ello espera hacer valer la mejoría que ha demostrado en su juego en las últimas semanas y que se notó hasta el día en el que se confirmó su descenso, en el que tuteó a un Almería que lucha por meterse en los playoffs.
Además, rendir a buen nivel y ganar este partido sería la manera de pedir perdón a una afición que ha aguantado estoicamente una temporada para olvidar de su equipo. A pesar de no haber visto casi nada positivo durante los meses que van de competición, los seguidores racinguistas no han dado la espalda a su equipo, así que esperan recibir un pequeño reconocimiento.