La temporada estival comienza a dejarse ver con días de sol, arenales repletos y terrazas en las que no se encuentran mesas libres y, a pesar de que el buen tiempo no sea fiel compañero en el norte, hay quien se decanta por hacer de Ferrolterra su destino de vacaciones así que la pregunta aquí está clara: ¿a dónde se van este verano los locales?.
Son muchos los destinos que ofertan las agencias de viajes, pero las tendencias de los usuarios que les consultan han ido cambiando a lo largo de los años. Por ejemplo, ahora está realmente de moda el Sudeste asiático. Tailanda, Malasia, Filipinas o Indonesia suenan entre las opciones de muchos, pero no por ello se han dejado los grandes clásicos familiares como pueden ser Disneyland o las islas españolas, tanto Canarias como Baleares.
Bōken Viajes opera en Narón desde hace 11 años y confiesan que para este verano su producto estrella es Japón, haciendo un guiño a su nombre, que significa “aventura” en el idioma nipón. Aún así, explican que los viajes, como los destinos, “se hacen al gusto del consumidor”, cuestión en la que coinciden con Laura Hermida, gerente de este negocio, tanto José Ricardo Garrote, de La Ruta del Viaje, como María José Vázquez, de Viaxes Narón.
Y es que al igual que los caramelos o las flores, los destinos están para disfrutarlos cada uno con sus gustos personales. “La mejor forma de viajar es hacerlo bien” explica Garrido a pesar de que esto pueda suponer una contraposición con la idea primigenia, y esto se debe a que ellos, que trabajan todo el año para el disfrute de unos días y para más inri, del resto, hablan de la importancia de “desmitificar” algunas zonas. “Hay quien viene con la idea de irse a un país tropical, por ejemplo, pero en cuanto te sientas a hablar resulta que tiene un miedo atroz a los insectos o que no se quiere poner las vacunas necesarias”, explica Garrido. En este sentido, tanto Hermida como Vázquez, dan a conocer una parte muy importante de su labor, aunque a veces invisible, que realizan desde las agencias. “Viajamos, sí, pero no dejamos de trabajar. Conocemos mejor las ciudades para poder asesorar bien y de verdad”, recalcan, “a dónde ir, qué restaurante elegir o cuál es la zona con más ambiente para tomar algo”, explican. “Nuestros souvenirs”, confiesa entre risas Hermida, “no son otros que folletos, anotaciones y tarjetas turísticas”. Todo eso para que otros puedan seguir recolectando imanes, llaveros y postales.
Uno de los factores, además del conocimiento mencionado, por los que se apuesta por las agencias es la seguridad. “Cuestiones como el retraso de un vuelo, la necesidad de un cambio de habitación o la gestión de un alquiler de un coche son factores que nosotros contemplamos desde el primer momento y de los que estamos pendientes 24 horas al día durante la estancia de nuestros clientes”, explica Garrido. Esto se debe a que su capacidad de comunicación con aerolíneas, hoteles y empresas es “directa, por lo que las soluciones son inmediatas”, comenta.
“La mayoría de los clientes ronda entre los 40 y los 60 años”, exponen desde La Ruta del Viaje, pero cada vez hay más gente joven que “busca esta confianza”, explica Hermida. Esto es, asegura la pareja, porque este segmento poblacional busca “viajes completamente a medida”, fuera de los paquetes que ya tienen de por sí estas empresas, y “nosotros nos ocupamos de que todo salga tal y como ellos quieren, buscando la mejor ruta y economizando el tiempo”. Además, “conocemos cuestiones como las esperas en los aeropuertos o el tiempo necesario en las conexiones internacionales, lo que permite gestionar el mejor itinerario para hacer del viaje una experiencia única en la que todo salga bien”, explica Garrido.
Muchos de los que ya son fieles a este tipo de negocios ya han superado la jubilación. Hay quien, por ejemplo, sigue sin miedo a coger aviones sopladas las 80 velas en la tarta y Vázquez asegura que “tienen más vida y ganas de recorrer que mucha gente más joven”. A pesar de lo que se pueda creer, los viajes organizados que tiende a contratar esta gente no son tranquilos, “ni mucho menos”, explica entre risas. “Lo que sí, llevan todo preparado: desde comidas hasta museos, pero la cantidad de kilómetros recorridos es digna de admirar. Organizado no significa tranquilo”, afirma.
Además, Viaxes Narón tiene una singularidad que quizá, sea la clave del éxito y la que los ha mantenido 25 años en el sector. Vázquez toma partido en los viajes, ella misma es guía y gestora “in situ”.
La última fue en Nueva York, durante las vacaciones de Semana Santa con una veintena de personas. La próxima, un crucero en los fiordos noruegos, en la que participarán 43 aventureros. En este estilo de propuestas no hay límites de edad, ni por abajo ni por arriba, y los gustos se entremezclan y, lo más importante, funcionan. “En un mismo viaje puede haber quien quiera ir a misa, por ejemplo, y yo me ocupo de buscar una iglesia a la que puedan acudir mientras gestiono cuál es el mejor sitio para que otra parte del grupo tome una bebida con las mejores vistas”, recuerda echando la vista atrás.
Esto es solo un ejemplo de las cualidades de estos expertos y cada uno tiene un distintivo propio que, curiosamente, converge en la pasión por conocer el mundo, por no tener fronteras.
De hecho, tampoco lo tienen las propias agencias. Desde La Ruta del Viaje, explican que ellos trabajan mucho a través de internet y “tenemos clientes de diferentes puntos de España a los que realmente nunca hemos conocido en persona pero que siguen confiando en nosotros”, sin embargo, el trato de “tú a tú” que no tiene cabida en un sinfín de portales web, sí existe cuando se habla de una empresa como esta, que se ocupa de que todo salga bien, a pesar de estar en la otra punta del país, incluso del globo.
De hecho, Hermida sitúa el diálogo como una parte “esencial” a la hora de trabajar, puesto que esto permite la creación de experiencias completamente “personalizadas y adaptables”.
Además, en contra de lo que mucha gente piensa, los gerentes explican que “las agencias podemos ser más baratas que internet”, exponen, y no solo por los paquetes que tienen en exclusiva, sino por ese trato directo anteriormente mencionado, que se traduce en, por ejemplo, “conseguir mejores habitaciones por los mismos precios”.
Sea como fuere, todos los gustos tienen cabida, así como la infinidad de destinos a los que se puede optar durante las vacaciones. Y si lo que, lógicamente, preocupa es el bolsillo, esto tampoco supone un problema ya que hay “grandes posibilidades para todo tipo de economías”, aseguran.
Para los que se van, buen viaje, y para los que deciden apostar por lo local, feliz verano. La época por excelencia para el turismo –que parece más extendida cada año– está dando comienzo y con ella también el hacer y deshacer maletas. Quién sabe si en septiembre habrá en una nevera tailandesa un imán de Narón Mola.