Ser la que organiza la fiesta es lo que tiene, que es la que marca el código de vestimenta y quien desee asistir, tiene que acatarlo. En Sumar no hay más anfitriona que Yolanda Díaz y si no quiere a Irene Montero en sus listas, a Podemos no le queda más remedio que agachar la cabeza y agradecer en silencio que más que probablemente esa concesión es la que le va a permitir no desaparecer del panorama político. La ferrolana deja las cosas bien claras desde el principio, que una cosa es escuchar a los ciudadanos y otra, a los acompañantes de aventura política. Pedro Sánchez tampoco parece muy dispuesto a oír a sus barones, quizá porque sabe que lo que dirían no sería precisamente bonito. Así que impone su criterio de líder y no hay más que hablar. En esta misión suicida a la que se ha lanzado con la convocatoria electoral qué más da un despropósito más o menos.