Este muchacho se merece el Premio Mundial a las Ocurrencias de Pata de Banco de todos los tiempos. La primera fue invadir Ucrania, claro; esa fue soberbia. Ahora que los señores que manda al frente no le resuelven la papeleta tan rápidamente como esperaba, se le ocurre reclutar, a punta de ‘kalasnikov’, a todo varón que pilla despistado por la calle, porque los demás se le están fugando del país. También se le ocurrió celebrar un referéndum -él le llama así- con el “da” marcado en las papeletas para colar al resto del mundo que los ucranianos estaban pidiéndole a gritos que los invadieran. No contento con todo esto, también se le ocurrió sabotear -es decir, agujerear- con unos petardazos el gasoducto Nord Stream, con lo cual consiguió dejar sin suministro, entre otros, a Alemania y guarrear el Báltico. A este chico no hay quién lo detenga; cuando se le ocurre algo, va a por todas. Dentro de nada se le ocurre invadir China y, si no, al tiempo. Esperemos que le quiten de la vista el botoncito rojo de marras, porque si no, “adiós, amigos; goodbye my friends”.