Hace unos meses, el Gobierno más progresista de la historia decidió que no se molestaría ni en intentar armar unos presupuestos para 2025. Quizá porque sabían que convencer incluso a sus socios sería difícil. Ahora parece que se trabajará en unas cuentas, pero para 2026. Y hay más peros, por si no les parecen pocos: Sánchez buscará agotar la legislatura aunque no los apruebe.