Incluso con las condiciones ambientales óptimas, la relajación es misión imposible para muchos. Pensar en una sesión de yoga en plena ciudad hace que les empiece a temblar el párpado del estrés. Pero hay quien lo consigue. Como los dos centenares de coruñeses que celebraron el Día del Yoga en las Esclavas. Enhorabuena por la capacidad de abstracción.