La calle Rubalcava será la próxima vía que se despida del pavimento más característico de los cascos históricos, el adoquín. Siglos de vida que se esfuman para dejar paso al hormigón. A la espera –y qué lo veamos–de que este material sea tan resistente como el empedrado actual, lo cierto es que las “fochancas” actuales dificultan y mucho el tránsito de unos vehículos que no abarrotaban las calles del siglo XVIII. Esperemos que esos cambios no lleven implícitos más espacio para los vehículos, aunque puedan circular por un mejor firme.