Dicen los sociólogos graduados por la Universidad de Ferroliño que Caranza marca el paso de la ciudad. Hay quien sostiene que la presidenta de la Asociación de Vecinos es el quinto poder. Pero cuando llueve hay goteras y sus patios se mojan, como los demás. Este está siendo un otoño especialmente duro para el barrio. Por un lado, la piscina pública ha tenido que cerrar por enésima vez. “Problemas técnicos”, aducen. Por otro, el centro cívico funciona a medio gas porque las humedades han inutilizado el salón de actos y la biblioteca. Urge una intervención que —según parece— lleva años guardada en un cajón.