Ferrol sigue a ritmo de marcha procesional. Con permiso de todas las Cofradías y sus devotos, el barrio portuario, con sus estrechas y cableadas calles, acogió ayer la salida del Cristo de los Navegantes. No hubo coloridos hábitos ni grandes tronos, ni un protagonismo de los cofrades, pero sí la unión de Iglesia, Armada y pueblo. El ejemplo de la condición popular de la Semana Santa ferrolana.