Reducir brechas (III)

EEn cualquier caso, hemos de reconocer que al instante en que el COVID-19 echó raíces en el planeta, el acceso a las tecnologías digitales se convirtió, de manera instantánea, en uno de los determinantes más significativo del bienestar ciudadano. De ahí, lo fundamental que es un consenso entre países para asumir la necesaria tarea de una digitalización como una de las más primordiales prelaciones a llevar a cabo, con vistas a futuras epidemias. Expandir el acceso a la conectividad y a los recursos educativos digitales, es un esfuerzo al que todos debemos ayudar, favoreciendo su uso positivo. Al fin y al cabo, todos somos compañeros de ruta, necesitando el apoyo unos de otros. A propósito, pienso en esa red que utiliza la familia para estar más conectada entre sí, y luego cuando se halla en la mesa también sabe mirarse a los ojos, entonces el recurso ha valido la pena. Lo mismo sucede con la nueva era de teletrabajo, cuestión acelerada con la pandemia, poniendo de manifiesto que equilibrar la aparente libertad de la flexibilidad de la fuerza laboral con la necesidad de mejorar la productividad, es todo un desafío a reconsiderar. Está visto, que el mundo se nos queda chico ante el crecimiento de las plataformas digitales, que por una parte conlleva oportunidades, pero también genera problemas para los trabajadores y las empresas, lo que requiere además la necesidad de un razonamiento global.


Reducir brechas (III)

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