España tiene un ministro de Pesca que se llama Luis Planas. Pero esto, a Galicia, le da un poco igual. En realidad, Gobierno tras Gobierno, todos los que han pasado por esa cartera han demostrado, primero, un bajísimo conocimiento del sector y, segundo, que, en el fondo, les importa un bledo lo que pase con la que fue la flota pesquera más potente del mundo y que, ahora mismo, agoniza entre cuotas minúsculas y normativas ridículas. Por eso, ni tan siquiera nos tiene que molestar la facilidad con la que Planas aceptó un recorte del 8% en las capturas de merluza en aguas ibéricas mientras que se oponía con rotundidad a un recorte pesquero en el Mediterráneo del 6%. Hay muchos que se preguntan el extraño motivo por el que desde que entramos en la UE (antes CEE), jamás le fue tan mal a nuestra pesca. La respuesta es fácil, porque no saben o no quieren defenderla.