Dice el abogado Gonzalo Boye que su representado, Carles Puigdemont, regresará a España “mucho antes de lo que la gente piensa”. Qué necesidad, hombre, si lo vemos feliz en eso que él llama exilio. Recibiendo visitas de amigos independentistas, luciendo su acreditación de europarlamentario, recordando de vez en cuando que lo suyo es la lucha desde la distancia... Si aquí todo van a ser disgustos: suponiendo que no acabe en el banquillo de los acusados, se va a encontrar con las malas caras de los que le ven como un cobarde y con el soberanismo catalán roto. Mucho mejor en Waterloo. Y a ser posible, sin molestar. FOTO: Carles Puigdemont | europa press