Ya es mala suerte robar un coche y encontrarte con que lleva sorpresa. Porque con un niño de seis años en el asiento de atrás, un robo normal y corriente pasa a ser un secuestro infantil y eso sí que no, que uno puede ser ladrón, pero honrado. Y, claro, al pobre delincuente no le quedó más remedio que abandonar al crío en una gasolinera, cual perrito en época de vacaciones, y emprender la huida. Lo bueno de esta historia es que esos padres que dejaron al niño solo en el vehículo en una zona de carga y descarga seguro que han aprendido una valiosa lección. FOTO: El abandono en gasolinera es una práctica clásica | efe