Qué cansinos pueden llegar a ser los ofendiditos, que aún siguen a vueltas con la identidad de Carmen Mola. Y eso que la mayoría no sabía de su existencia hasta el mismo momento en que se anunció el ganador del premio Planeta. Otros no abren un libro desde que les obligaban en el colegio, pero que eso no les prive de una buena polémica. Porque lo importante es protestar, ser el más enfadado del lugar y que se note. Algunos juran que no volverán a leer nada de la falsa Carmen; cada uno con su criterio literario, otros eligen los libros en función de si el color del lomo combina con los muebles...