Pedro Sánchez mantiene a Tezanos al frente del CIS pero no debe conceder mucho crédito a los resultados de la cocina que le asegura que el PSOE encabeza el ranquin de intención de voto, porque está iniciando una operación que persigue recuperar a la parroquia clásica de votantes socialistas.
Se congela el expediente de expulsión a Nicolás Redondo y habrá acercamiento a los reticentes. Caso de Felipe González, de quien en la sede de Ferraz todavía resuenan aquellas palabras suyas en las que decía no sentirse representado por ningún partido. Y eso que el suyo seguía y sigue siendo el PSOE. El otro Partido Socialista, no el que ha ido desnaturalizándose a medida que se fue entregando sin la menor crítica al culto a la personalidad de Pedro Sánchez.
Pero a dos años vista de las elecciones legislativas, Sánchez está inquieto porque en los resultado de los sondeos de intención de voto que realizan los institutos demoscópicos independientes, el Partido Popular va por delante. Con una ventaja que se mantiene desde hace varios meses. El mazazo recibido por el PSOE en las elecciones autonómicas de Madrid fue un primer aviso del que parece que nace una reflexión que aconsejaría a Sánchez virar en su estrategia política. Sabe que son muchos los antiguos votantes socialistas que se han alejado del partido y que, por otra parte, el PSOE no consigue atraer y pescar electores de Podemos.
Con ese panorama parece que en el próximo congreso –que se celebrará en Valencia en la segunda semana de octubre– Sánchez apelará a la reconciliación interna, intentará hacerse perdonar sus manejos con los separatistas –los indultos a los sediciosos han puesto a prueba la fidelidad de algunos barones regionales– apelando a los valores socialdemócratas de la tradición del partido. Sí vemos a Felipe González asistiendo al congreso será la señal de que la nueva estrategia de Sánchez está funcionando.