y o es un una frase grandilocuente y melodramática. Las olas de calor extremo, que desde hace más de diez años convierten al Mediterráneo y a España en un horno insoportable, en julio y agosto van a más. Grecia y Turquía arden por los cuatro costados y en Andalucía los termómetros baten su propio récord del verano anterior.
El informe de Naciones Unidas sobre el impacto que el cambio climático está provocando en el planeta es demoledor: hay daños que ya son irreversibles. Los combustibles fósiles deben pasar a la historia. No hay otra solución.
La última cumbre del clima, celebrada en Paris en 2015, concluyó con tímidos avances al fijar el objetivo de que la temperatura media de la tierra no debía superar los dos grados con respecto a la era preindustrial. Pero no ha sido suficiente. En todos los estudio internacionales se da por hecho que en veinte años se superará la barrera del 1,5º. Naciones Unidas clama en el desierto cuando pide a los paises que deben hacer más y presentar propuestas eficaces de reducción de gases de efecto invernadero en la próxima cumbre de Glasgow. Ya no vale subastar excedentes de contaminación y seguir ensuciando la atmósfera.
Curiosamente, los dos paises con mayor nivel de emisiones, como son China y Estados Unidos, han sido de los más reticentes a la hora del compromiso medioambiental. De hecho, Trump se salió del acuerdo de Paris. Negaba el cambio climático y pretendió convertir la tierra virgen de Alaska en un campo de explotaciones petroleras.
Dirigentes como él y como Bolsonaro, en Brasil, dejando quemar enormes extensiones del Amazonas, tendrán que rendir cuentas de una gestión que va a causar más muertes en el futuro que la pandemia del Covid.
También el anterior inquilino de la Moncloa, Mariano Rajoy, apeló a los conocimientos científicos de un primo suyo para desmentir el cambio climático, apoyándose en la siguiente frase: “ si nadie garantiza el tiempo que va a hacer mañana en Sevilla ¿como saben lo que pasará dentro de 300 años?.
Sin hacer declaraciones esperpenticas como la anterior, el ahora Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no parece muy entregado a la causa ya que su propuesta de ampliación de los aeropuertos de Madrid y Barcelona es justo lo que no hay que hacer para defender el medio ambiente. Y, como los populismos siempre están reñidos con la lógica, VOX ridiculiza las conclusiones del estudio al que denomina como “ religión climática”, lo mismo que dijo Trump en 2018: “no me lo creo”. Desde su lujosa mansión de Mar a Lago, no habrá visto las imágenes del pueblo de Greenville desaparecido por un voraz incendió. Fue un poblado crecido al calor de la fiebre del oro y ahora el cambio climático lo ha convertido en carbón.
Y, mientras tanto, tendremos que soportar una ola de calor con polvo sahariano sin poder poner el aire acondicionado, por las altísimas tarifas eléctricas.
Hay que hacer algo y ya.