A Ada Colau no le gustó nada que el Tribunal Supremo le haya obligado a volver a poner en el salón de plenos del Ayuntamiento de Barcelona un retrato del rey. Eso sí, como buena podemita/mareante/emergente ha sido capaz de tergiversar la sentencia y se ha limitado a colocar una imagen un poco más grande que un sello de cincuenta céntimos y en uno de los laterales de la estancia, de manera que o uno lleva prismáticos o no lo ve. Pero es que, además, como lo suyo es una auténtica pataleta, ha lucido durante todo el pleno una mascarilla con la bandera republicana. Lo dicho, una buena rabieta.