Los deportistas son supersticiosos. Cada uno gestiona la presión como puede y confiar en un componente de fortuna, mágico, que evita que toda la responsabilidad recaiga en ellos es un método tan válido como cualquier otro. Fernando Alonso es de los que suma manías y fetiches y el último conocido es que ha descubierto que recorrerse el circuito dando un paseo antes de la competición le hace ganar puntos. Pues todo son ventajas: se siente bien, hace buenas carreras, acaba entre los primeros clasificados y, de paso, hace ejercicio. No se puede pedir más.