EL cheiro a Bens es tan coruñés como el Deportivo y cuando aromatiza la ciudad se sabe que va a cambiar el tiempo, y el cambio va a ser a peor. Por esas cosas del cambio climático y los vientos del invierno, hay otro olor que está inundando A Coruña, el cheiro a Abegondo, que también fede, y fede a muerto. El vestuario del Deportivo es desde hace varias temporadas un puro cachondeo, los jugadores hacen lo que les da la gana, pero este año están batiendo todos los récords. El equipo se iba a comer el mundo y poco menos que anda por los comedores de caridad apañando las sobras; y lo peor es que no hay visos de que la situación vaya a cambiar. Buenas palabras en las ruedas de prensa, pero sobre el campo todo sigue igual jornada tras jornada. No se trata de que los futbolistas vivan en un permanente estado zen, a punto de alcanzar el nirvana, en una comunión perfecta, pero tampoco de que sus relaciones se reduzcan a intercambiar un hola y un adiós, porque así van a acabar diciéndole adiós a Primera y hola a Segunda. FOTO: çolak, durante un entrenamiento | aec