Lo que le queda a Grande-Marlaska

Lo que le queda a Grande-Marlaska

Que a estas alturas, Fernando Grande-Marlaska siga siendo ministro del Interior es inconcebible. Y lo es por dos razones. Él, como magistrado que es, tendría que ser el primero en reconocer y agradecer que la Guardia Civil no se pliegue a los intereses del Gobierno de turno a la hora de informarle de investigaciones judiciales que la ley protege como secretas. La segunda, porque como político (y ya que ha aceptado un cargo en el Ejecutivo, ha pasado a serlo, por mucho que no milite en ningún partido) ha cometido el peor pecado que puede cometer, el de mentir; y a él lo han pillado con el carrito del helado. No es de recibo que siga insistiendo en que la destitución de Diego Pérez de los Cobos se debió a la reestructuración del cuerpo ni a la pérdida de confianza cuando existe un papel oficial en el que la máxima responsable de la Guardia Civil reconoce que su cese está motivado por no haber informado a sus superiores de Interior de la investigación abierta por orden de una juez por el 8-M. Desde luego, si no renuncia demostrará también que ha perdido la dignidad que todos asumían que tenía para ocupar un cargo tan relevante, sobre todo teniendo en cuenta su inmaculada trayectoria hasta el momento. FOTO: Fernando grande-Marlaska | aec

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