MeNUDA suerte tiene Oriol Junqueras, el presunto hermano gemelo de Miguel Durán, el de la ONCE, con que el juez haya decidido mantenerlo confinado en la trena. Allí lleva una existencia la mar de tranquila y puede dedicar las 24 horas a su plan de vida favorito: ora et labora, es decir, a combinar las alabanzas al Señor y la Virgen de Montserrat con la redacción de su obra cumbre, “Cartas desde mi celda”. Y esa vida con olor a incienso y a cera quemada ha permitido confirmar que es un hombre santo; sus preces han sido escuchadas y los obispos catalanes, agrupados en la Conferencia Episcopal Tarraconense, han pedido la libertad para los presos como consecuencia del 1-O. ¡Para que después digan que la Iglesia no se dedica a las cosas de este mundo! En cambio, el flamenco Puigdemont debe de ser un ateo, un agnóstico o como mínimo un descreído, pues la curia de aquella orilla del Ebro no ha dicho nada sobre la apertura de fronteras ni la derogación de la euroorden. Tal vez los prelados sean republicanos, es otra posibilidad. FOTO: oriol junqueras recibe la comunión | infovaticana