aunque Grande-Marlaska no tiene pinta de ser de esos que si alguien le toca mucho las narices se quita la chaqueta y se lía a guantazos, la verdad es que es fácil imaginárselo haciéndolo con Pablo Iglesias. Lo suyo de ministro es circunstancial y como juez no le tienen que haber gustado nada los comentarios de los podemitas a cuenta de la condena a su compañera Isabel Serra. Es evidente que Iglesias no hizo lo que ayer Grande-Marlaska, que no es otra cosa que callarse lo que de verdad piensa sobre el vicepresidente. Eso sí, por lo menos le recomendó ponerse mascarilla. FOTO: Fernando Grande-Marlaska | aec