Está claro que dos no discuten si uno no quiere. Pero el problema en la política española es un poco más complicado, sobre todo en lo que afecta a los grandes partidos. Y lo es porque, en el fondo, los dos quieren discutir y cada anuncio de mano tendida, cada oferta de diálogo, va seguida de un bofetón de esos de los que hacen pupa. Por eso, lo que sucedió ayer, con la votación para sacar el decreto de nueva normalidad fue tan atípico que merece un elogio. Al final, el Partido Popular le dio su respaldo, dejando solos a los independentitas más irredentos y, por supuesto, a Vox, en su cabreo. Es una lástima que esto no vaya a servir de ejemplo y que, por ejemplo, PP y PSOE se pudieran sentar para pactar los presupuestos que necesita España para salir de la que tenemos encima. Sin embargo, eso ya parece demasiado complicado, tanto que nadie apostaría ni diez céntimos a esa posibilidad. Por cierto, la sesión fue tan extraña que hasta Salvador Illa, denostado hasta la saciedad, dio una imagen excelente. FOTO: Salvador Illa, como citando a un mihura | aec