Son ya legión los políticos a los que la gran memoria que tiene interner los ha metido en más de un apuro. Y, por supuesto, quienes más utilizan las redes sociales son los que con mayor frecuencia son sorprendidos en un renuncio. El último ha sido Pablo Iglesias, a quien, a raíz de su apoyo a la moción de censura de Pedro Sánchez le han recordado un desafortunado tuit en el que no dudaba en calificar de golpe de Estado la destitución en Brasil de Dilma Roussef por parte del Congreso y el Senado de Brasil, acusada de corrupción. Es curioso que lo que no sirva para unos provoque el aplauso si se aplica a otros. FOTO: Pablo Iglesias | aec