ARSENIO no habría salido muy enfadado de Riazor tras el partido contra el Alcorcón. “Un puntiño é un puntiño”, pero, claro, en sus tiempos solo daban dos puntiños por ganar, así que no había mucha diferencia entre la victoria y el empate. Natxo González, que cada vez parece con más frecuencia un alumno aventajado del técnico de Arteixo, tampoco se marchó contrariado del todo, pese a que ahora los triunfos se premian con tres puntos. Los aficionados abandonaron el estadio cabreadísimos, porque saben que llegar al ascenso puntiño a puntiño será imposible. Hasta da la impresión de que tienen la razón. FOTO: natxo gonzález silba en el banquillo; lógico | javier alborés