Ada Colau es de esas personas que se atreven a decirles a los demás qué tienen que hacer y qué no según su criterio, basado en una especie de superioridad moral que están convencidos de que tienen. Su última cruzada parecía partir de una premisa honorable, cuidar el comercio de barrio, pero se convirtió en un ataque a una gran empresa de la que dijo que ni tributa ni tiene valor añadido en su ciudad. Pero resulta que la plataforma, según ha indicado, trabaja con más de 2.000 pequeñas empresas y comerciantes en Cataluña. Además de supuesta altura moral es bueno tener datos. FOTO: ada colau, como dando lecciones | aec