MAL se le están poniendo las cosas a En Marea, originariamente un espacio multicultural hispano-galaico y ahora sabe Dios qué. Hay más tensión en su interior que en una torreta de Fenosa y todo porque los métodos del ideólogo de la cosa, Iago Martínez, el Rasputín de Teis, y por extensión de los alcaldes trivagos –Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, de A Coruña; Martiño “2.o” Noriega de Santiago, y Jorge Suárez, el hermano menor, de Ferrol– se han revelado como una inutilidad absoluta. Ellos siguen aferrados a su simple tautología –“La confluencia es buena. ¿Por qué es buena la confluencia? Porque es buena– y el partido instrumental está a punto de estallar. El exjuez y virtuoso de la gaita y la zanfoña Luís Villares los ha chuleado a los cuatro, se ha montado su isla de poder y manda más que nadie. Los satélites mayores –Anova, Esquerda Unida, Podemos– y los menores–desde la panda de López Rico hasta los que no tienen ni nombre– colaboran para que la debilidad sea cada día mayor, pues ya se han ido colocando. Al PP, al PSdeG y al Beneguai les da la risa y ellos no hacen más que desinflarse. Por algo será. FOTO: Villares y ferreiro, en tiempos de paz | aig