La hostelería se está convirtiendo, en lo económico, en una de las grandes víctimas del coronavirus. Los profesionales del sector aseguran que ellos no son responsables de los contagios (como se corrobora además al analizar los datos oficiales, que señalan a las reuniones familiares como los grandes focos de infección). Y, sin embargo, todos los gobiernos (de esta España autonómica y del resto del mundo), lo primero que hacen cuando la curva de contagios sube, es echar el cierre a este tipo de negocios. Sin embargo, hasta a la hora de tomar esta determinación hay distintos modos de hacerlo. Está el modelo “se cierra y punto” y está, por ejemplo, el alemán o, ahora, el gallego, que apuesta por ayudas directas para aquellos que vean su actividad económica frenada de golpe. En Galicia, la Xunta dará hasta 7.000 euros a 21.000 hosteleros para intentar que este cierre parcial no se convierta en definitivo. Pero no es suficiente, por ello, la petición de que se les rebaje el IVA al 4%, algo que depende del Estado, tampoco estaría mal. Como también sería bueno que los ayuntamientos arrimaran el hombro. Una terraza de un bar recogida | quintana