HUBO tarde de fiesta en Riazor el sábado. Bueno, tarde y mañana, porque era el Día de las Peñas. La fiesta se extendió al césped. El Deportivo-Las Palmas bien podía haber sido un partido de solteros contra casados; desde luego, de Primera División no lo fue. Quizá por eso ganaron los blanquiazules con tanta comodidad –hasta Carles Gil marcó un gol–. En la grada también hubo fiesta, con unos que se marcharon a la media hora después de haber montado bronca, otros que les pitaron en varias ocasiones y especialmente en su despedida, al final la afición hizo la ola... una coña para acabar una temporada muy floja. FOTO: andone | quintana