tres meses llevan los independentistas catalanes dándole vueltas a su posible alianza para gobernar. Tres meses de reproches y de zancadillas que no han conseguido desbloquear ni acudiendo a sus líderes encarcelados, con reuniones incluso en la propia cárcel. El problema radica en el papel que le tocará jugar a cada formación y el complicado encaje de alcanzar una mayoría absoluta que sea capaz de saltarse los múltiple vetos cruzados entre los actores de este esperpento. Está claro que el independentismo no es pegamento suficiente para que la alianza funcione y les queda poco tiempo. FOTO: Pere Aragonés | aec