eso de vivir toda la vida sin dar un palo y que de repente te quiten la asignación tiene que ser muy duro. Al príncipe Harry de Inglaterra no se le conoce ocupación alguna más allá de representar a la familia real británica y su asiduidad, cuando era más joven, a las fiestas desenfrenadas y a los disfraces de nazi. Por eso, ahora que buscando la libertad ha decidido romper con su familia, es casi normal que tenga que recurrir a las entrevistas para pagarse su seguro que impresionante residencia. Y en ello está, atacando a los suyos hasta que la gente se canse de escucharlo, que será pronto. FOTO: Harry y su mujer | aec