El Ministerio de Educación ya tiene su plan para el próximo curso, que se basa, fundamentalmente, en dejarlo todo como está excepto un detalle. Quizá el más determinante. Alumnos, profesores y personal vario seguirán llevando mascarilla, se mantendrán los grupos burbuja, la ventilación, las medidas de higiene... pero se rebaja la distancia interpersonal de 1,5 a 1,2 metros. Un diferencia que, de entrada, no parece que signifiquen mucho más allá de que las filas para salir al patio y volver a clase serán un poco más cortas, pero que supone que se recuperarán los 25 niños por aula. O lo que es lo mismo, que ya no será necesario contratar a profesores extra ni costear el mantenimiento de los espacios habilitados como clases. Lo que hacen treinta centímetros...